REAL ORQUESTA SINFÓNICA DE SEVILLA | CRÍTICA

Batuta hiperactiva y violín luminoso

La violinista Francesca Dego

La violinista Francesca Dego / DS

Más de medio centenar de óperas y otras tantas reelaboraciones literarias hacen de Don Juan, el Burlador de Sevilla, el mito literario más universal de cuantos ha dado a luz la cultura española. A él estaba dedicado este programa de la Sinfónica, acompañado de la lectura de sendos fragmentos de la obra atribuida a Tirso y de la de Zorrilla, en la locución demasiado enfática a cargo de Eugenio Jiménez.

Es la misma característica que se le puede atribuir a la dirección de este programa por mano de Daniele Rustioni, una batuta hiperactiva y gesticulante que firmó un concierto lleno de irregularidades.

Abrió plaza una obertura de Don Giovanni ayuna de tensión y dramatismo en su primera sección y demasiado espesa en su articulación en la segunda. Mucho más comedido y atento al fraseo y a la claridad estuvo en el acompañamiento del concierto de Mozart, que se benefició de la espléndida interpretación de Francesca Dego. Su sonido brillante pero controlado, con el vibrato justo y una articulación muy cuidada, sin excesivo legato, le permitió cerrar una versión de extraordinaria luminosidad.Puede que Rustioni quisiese acentuar la Wille zur Macht, la voluntad de poder del Don Juan romántico, pero el caso es que su versión de la obra de Strauss estuvo muy subida de decibelios y sobrada de brusquedad en los ataques. Un exceso de músculo que dio al traste con su visión de la primera de Schumann.

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