Cultura

Reflexiones tragicómicas sobre la vejez en un escenario singular

  • El Teatro Central acoge hoy la primera actuación en Andalucía de la compañía letona New Riga Theater, que presenta la obra 'Long Life' ('Larga vida')l 'Long Life', de New Riga Theater. Hoy y mañana a las 21:00 en la sala A del Teatro Central.

"Todos los teatros europeos por los que hemos pasado apestan luego durante un par de semanas", bromea Alvis Hermanis, director del New Riga Theater, a propósito de Long Life (Larga vida) la obra que llega hoy al Teatro Central tras cinco años de recorrido por veinticinco países. Y la chanza tiene su explicación: el escenario simula un pequeño apartamento compartido por cinco ancianos y, entre otras tantas cosas, allí también se cocina, desde sardinas asadas a higadillos.

No es la única peculiaridad. El aforo del teatro se reduce a 160 localidades y la escenografía se adelanta hasta un par de metros del exiguo graderío. "La cercanía tiene una gran importancia -explica el dramaturgo letón-. Cuanto más cerca estás de los actores mayor es la sensibilidad. Pero en este caso concreto, además, es también importante por la presencia de todos esos objetos que ayudan a los actores y que tienen que verse".

Los objetos, literalmente más de mil -"Long Life podría entrar en el libro Guinness como la obra con mayor cantidad de atrezzo", dice-, son reales y "pertenecientes a gente real. El Ayuntamiento de Riga nos dio permiso para recoger muebles y cosas de pisos de gente mayor ya fallecida", recuerda Hermanis.

La intención, claro, es contagiar al espectador la sensación real de enfrentarse a un espacio decadente, en el que se reflexiona, casi sin diálogo, sobre la vejez. "Era importante para mí el aspecto ético de hacerse mayor y de cómo la sociedad asume ese hecho. Antes del estreno hicimos un pase al que invitamos a ancianos, y les gustó el tratamiento. Envejecer es trágico, pero también tiene un aspecto divertido, así que puede ser tragicómico. Creo que el tema principal de la obra es que el cuerpo envejece, pero que el alma no lo hace", explica el director.

Según Hermanis, "no es fácil morirse hoy. Recientemente leí en una revista científica norteamericana que la esperanza de vida de los europeos será en poco tiempo de 125 años. Así que Europa va a llenarse de ancianos, y estoy convencido de que eso va a provocar una auténtica revolución, el cambio radical que las estadísticas sociológicas predicen para los próximos 20 años".

Mientras ese cambio social llega, los protagonistas de Long Life experimentan la soledad y las vías para escapar de ella. "Los actores visitaron durante más de un año asilos y residencias de ancianos para preparar sus papeles. La obra no parte de ningún texto, sino del trabajo colectivo", comenta Hermanis, quien reconoce una cierta fijación por el pasado. "Tanto en mis obras como en mi vida tengo una especie de obsesión por la memoria de la gente, por sus recuerdos. No me siento cómodo en el siglo XXI, me siento un hombre del siglo XX. Me interesa más el pasado que el futuro, exceptuando lo concerniente a mis hijos", señala.

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