La compañía valenciana Pont Flotant regresa este fin de semana a la Sala Cero con El hijo que quiero tener, una obra que propone una reflexión, "no exenta de humor y autocrítica", señalan desde el espacio teatral de la calle Sol, sobre "la importancia y el valor y el esfuerzo que requiere educar" y el papel que en este proceso trascendental desempeñan los padres y las madres así como el profesorado y los propios hijos.

Tras visitar la Sala Cero en anteriores ocasiones con obras como Ejercicios de amor, Como piedras, Algunas personas buenas y Yo de mayor quiero ser Fermín Jiménez, Font Flotant propone ahora una propuesta "singular", que promete "sorprender" al público, que en enmarca en el programa especial con el que la sala hispalense celebra (con algo de retraso debido a las restricciones por la pandemia) su vigésimo aniversario.

Las funciones tendrán lugar este sábado y domingo, los dos días a las 19:00 (entradas de 12 a 16 euros, agotadas ya para el domingo), y en ellas participarán los asistentes al "taller escénico intergeneracional" que va vinculado al espectáculo. La iniciativa consiste en la creación de una "auténtica compañía teatral" por parte de los aficionados, que en colaboración directa con los responsables de la compañía profesional, entre ellos Àlex Cantó, Joan Collado, Jesús Muñoz y Pau Pons, los autores de El hijo que quiero tener, levantarán una obra de teatro, que es precisamente la obra que verán los espectadores.

"Cuando era un niño me era imposible imaginarme a mí mismo como soy hoy. Estoy a medio camino. Alejado ya de aquel niño que saltaba en los charcos de un descampado y demasiado lejos del abuelo que algún día seré y al que hoy soy incapaz de comprender", se lee en las notas de los autores sobre el origen de la obra. "Tengo una inquietante sensación de estar en medio, molestando con mi obsesivo sentimiento de responsabilidad. ¿Qué hijo quería tener mi padre? ¿Qué hijo querría tener yo? ¿Qué abuelo querría que fuese yo para su hijo? ¿Qué padre hubiese querido tener mi hijo?".