Cierre del ciclo de cámara de la Sinfónica de Sevilla

Intenso final de ciclo

El ciclo de Música de Cámara de la Sinfónica de Sevilla, bajo el patrocinio de ELI, cerró su actual temporada con un gala de clausura en la que se pudieron volver a ver y escuchar algunos de los momentos más intensos e interesantes de toda el ciclo, con la perspectiva de una nueva serie de conciertos asegurada para la vuelta del verano.

Abrió la jornada celebratoria el trío para clarinete, chelo y piano Op. 114 de Brahms, que se inició con una frase profunda y melancólicamente fraseada por Luiza Nancu y secundada por  Szymyslik con un sonido puro terciopelo. Ambos se recrearon en la frase, con líneas largamente sostenidas y atención a los acentos fundamentales. Junto a la sutilidad en la pulsación de Postnikova en el tercer tiempo y la efusividad emocional del cuarto, dejaron el nivel muy alto para sus siguientes compañeros. El Cuarteto Millenium Arts ofreció los dos últimos tiempos del cuarteto op. 59 nº 2 de Beethoven, en una versión en la que se echó de menos un mayor contrastes en la articulación, pues el fraseo resultó algo blando, mientras que el fugato de tercer tiempo sonó con problemas de empaste y sin pulso. El Quinteto de viento Ábrego se recreó en los juegos rítmicos y en la sinuosidad del fraseo de Belle Époque en Sud América de Medaglia, sobre todo en un brillante tango inicial y en una última pieza en la que sobresalió el virtuosismo de Fernández en el requinto. Cerró la festiva velada un soberbio e intenso primer movimiento del Octeto para cuerdas de Max Bruch, con un conjunto plenamente empastado, sonoridades densas y ricas en colores y precisión en la atención a los acentos más apasionados y emotivos.

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