Mi vecindario. Una mujer, nueve cabezas | Crítica de Teatro

Magnífico recital polifónico de Mari Luz Domínguez

Mari Luz Domínguez en uno de los personajes de 'Mi vecindario...'

Mari Luz Domínguez en uno de los personajes de 'Mi vecindario...' / Josep Tobella

En los momentos de incertidumbre, Zero Calcare, autor y personaje de comics en alza actualmente, se ve aguijoneado por las voces de su conciencia, que se le aparecen bajo la forma de personajes como Rigoberta Menchú, Teresa de Calcuta o un impertinente armadillo.

Pero Clara, la protagonista de la obra, no necesita de estos artificios porque a Clara, una mujer de hoy con la que todos, incluso los hombres, podemos identificarnos en muchos aspectos, le basta con su comunidad de vecinos. Una galería de mujeres, no por arquetípicas menos reales, que en los espacios cotidianos que comparten se entregan con delectación al españolísimo juego de decirle lo que debe o no debe hacer.

No hay nada especialmente original ni en el texto, ni en la puesta en escena: cámara negra, maillot y faldita negra y unas luces más voluntariosas que sutiles.

Sin embargo, en Mi vecindario… encontramos algo muy raro de ver: una actriz tan fuera de lo común como es Mari Luz Domínguez, co-fundadora en 2007 del Teatro del Delirio tras una etapa de formación y colaboración con la compañía hispano argentina Dos Lunas Teatro.

Con una naturalidad impresionante, sin una pizca de afectación, Domínguez nos va contando su dilema entre la empresa que le da seguridad y su vocación artística, sobre su difícil relación con Sergio, su novio, y con ese gremio imposible en cualquier época y lugar que es el de las madres, amén de rememorar algunas escenas de su infancia en un colegio católico.

Ella sola, con su cuerpo y con su voz (magníficamente modulados por la buena dirección de Piermario Salerno), da vida a sus nueve vecinas, mima los espacios domésticos, habla por teléfono, canta… Sin mostrar un ápice de fatiga, mantiene prendida durante hora y media la atención y la sonrisa del espectador.

Una propuesta tan estupenda como la iniciativa del TNT que, bajo el título de ‘Ni una menos’, lleva tres años dedicando a la mujer la programación completa del mes de marzo.

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