En esta Bienal estamos viendo, no ya las distintas manifestaciones que puede tener el flamenco sino cómo éste, al igual que antes hiciera la danza contemporánea, trata de romper sus fronteras y entrar en otros campos, principalmente el del teatro.
Tiempo pasado, estrenado el pasado miércoles en el teatro Alameda, es un claro ejemplo de ello. Los protagonistas: cinco jóvenes artistas del baile, tres hombres y dos mujeres, y un grupo de músicos que realizaron un magnífico trabajo, incluido y sobre todo, el menos flamenco: Axel y su violín. También vimos un cuidado espacio escénico de Juan Dolores Caballero. En él tuvo lugar un espectáculo de danza muy teatral en el que pudimos observar algo cada vez más frecuente: la búsqueda a ultranza del hallazgo, de lo original, siguiendo los caminos de una danza contemporánea que hoy, salvo excepciones, transita entre la frivolidad y el hermetismo, con un "todo vale" que mata la emoción y que el flamenco no puede soportar.
Y no es que estemos en contra de la investigación, asignatura obligatoria de todo joven artista, o de que se incite la creatividad poniéndole obstáculos al cuerpo -aquí llevando la danza a un suelo lleno de papeles, o haciendo bailar a Leonor Leal, muy bien por cierto, con un zapato menos, o a los hombres en una mesa boca arriba o con un abrigo brochado con los brazos por dentro-. Lo que habría que plantearse es la necesidad expresiva de todo eso. En nuestra humilde opinión, todo hecho artístico escénico debe reunir, como mínimo, dos requisitos: que haya algo que contar -interesante en la medida en que sea capaz de interesar- y que sus intérpretes dominen el lenguaje o los lenguajes artísticos que se van a utilizar. En este caso, desgraciadamente, no nos convenció ni lo uno ni lo otro. Así pues, nos quedamos con los pocos momentos individuales y flamencos de los protagonistas, incluida la estupenda danza de Ana Morales, que hubo que esperar al final para apreciar. Al resto de la fiesta -abrazos, empujones, carreras y algunos movimientos de grupo, que no coreografías- al menos quien firma estas líneas no pudo encontrarle el sentido.
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