Tribuna de opinión

La crítica de diario de Bosco

  • Es hora de que alguna institución cultural promueva la edición de las críticas de exposiciones de Díaz-Urmeneta como manual de formación en arte con sentido, sensibilidad y buena letra

‘Las tres Parcas’ (1558) de Giorgio Ghisi siguiendo a Giulio Romano, obra analizada por Bosco en su última crítica.

‘Las tres Parcas’ (1558) de Giorgio Ghisi siguiendo a Giulio Romano, obra analizada por Bosco en su última crítica.

Salir, abandonar la casa, aventurarse en tierra incógnita, enfrentar esa otra realidad quizás más real que la nuestra, digerirla, volver y mostrarla a todos, entiendo que es la tarea del artista; la del crítico es rastrear las huellas y señales de esa aventura, acercar todo ese proceso, no solo sus manifestaciones materiales, a cualquiera que quiera saber quién es y dónde se encuentra. Juan Bosco Díaz-Urmeneta cumplió esa tarea ejemplarmente en las páginas del Diario de Sevilla. Desde el lejano día del estreno del semanario Culturas, el jueves 4 de marzo de 1999, donde publicaba un amplio artículo sobre la situación del arte andaluz de entonces, "Paisajes de luz y sombra", hasta su cierre en una fecha que no quiero recordar para tener la ilusión de que al comprar el Diario de Sevilla los jueves aun encuentre las páginas del mejor semanario cultural de toda la prensa nacional, Bosco ha desarrollado, una riquísima veta crítica, paralela a su labor académica y docente.

Pero es la crítica diaria, semanal para ser más exactos, pues tras el cierre de aquel suplemento, se empeñó, él que tanta fuerza y capacidad de trabajo tenía, en mantener la crítica de exposiciones del Diario de Sevilla como algo permanente, en mantener el espacio conquistado como algo importante en el desarrollo de las artes en la ciudad, otorgándole una dignidad a lo que en otros casos habría sido un simple recuento de exposiciones. Bosco desarrolló un método eficaz de acercamiento a los artistas y a sus obras para informar y formar al lector. Solía iniciar la crítica destacando uno o varios conceptos que entendía informaban las obras de las que trataba, conceptos estéticos y filosóficos que definía escueta pero rotundamente y hasta glosaba su evolución en el tiempo y en el pensamiento para, después, aplicarlo o rastrear esos movimientos del espíritu en las obras que comentaba.

Desde marzo de 1999 a julio de 2021, Bosco cumplió ejemplarmente la crítica en este medio

A pesar del rigor formal de sus críticas, no dejaba de ofrecer una visión personal de las obras, indicando incluso el modo más acertado para disfrutarlas según las particularidades de las mismas, bien desde el entendimiento o desde el cuerpo y los sentidos. Y lo ejemplificaba recorriendo y deteniéndose en las piezas más destacadas de la exposición, desvelando sus principales claves formales y apuntando los aspectos y valores que las hacían singulares y valiosas; especialmente era sensible al orden y al ritmo interior de las obras, quizás siguiendo las enseñanzas de Pepe Soto, también, como ahora Bosco, desaparecido en verano, ya hace cinco años, compañero en tantas actividades y comisariados desde los días de las exposiciones anuales de la Torre de los Guzmanes de La Algaba.

Por último, en ocasiones en las que era necesario, acababa sus críticas con una amonestación educada pero directa y necesaria para mejorar, sobre todo en espacios institucionales, las condiciones en las que estaban expuestas algunas veces las obras de arte.

Sus enseñanzas nos permiten apreciar con mejor preparación las obras de arte actuales

En todos estos años, hasta casi ayer, y tenía que ser sobre las parcas de Goya, su última entrega se publicó en el Diario de Sevilla el 20 de este mes, hemos aprendido de sus críticas, y nos han permitido ampliar el rango de visión y opinión sobre el arte. A veces podías no estar de acuerdo con algunos de sus puntos de vista, pero siempre respetabas sus opiniones, con el convencimiento de que no eran meramente coyunturales, sino que tenían un fondo de conocimiento que las hacían necesarias más allá de las circunstancias de actualidad.

Por ello creo necesario que alguna institución promueva la edición de sus críticas de exposiciones casi como manual de enseñanza, no solo para poder ejercer la crítica de forma pública, y buena falta nos van a hacen nuevas voces y medios donde expresarlas, sino para poder apreciar con mejor preparación las obras de arte actuales. ¿No es eso lo que pedimos siempre para el desarrollo y difusión del arte contemporáneo? ¿No es buena formación y asequible lo que queremos? Pues es lo que puede ofrecer la recopilación de las críticas de Bosco: formación con sentido, sensibilidad y buena letra. Larga vida a la critica de diario de Bosco. Hasta que vea sus críticas publicadas, hasta entonces, gracias, Bosco, compañero.

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