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Cultura

El encuentro más esperado

  • Los Venerables recibe, procedentes de Viena y Madrid, seis de las obras maestras que integrarán la muestra 'Velázquez. Murillo. Sevilla' que la Fundación Focus inaugura el martes.

La Sagrada Familia del pajarito es uno de los lienzos más populares y queridos de Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617-Sevilla, 1682), una obra donde el artista reflejó los misterios de la infancia de Jesús centrando el interés en la relación visual que se establece entre el abnegado San José, su hijo y el fiel perro que mira al pájaro que sostiene el Niño, probablemente un regalo paterno. En la escena Murillo empleó la estética y los tipos populares propios de la Sevilla de 1650, año en que firmó esta obra que pasó por diversas colecciones particulares hasta que la compró la reina Isabel de Farnesio, gran aficionada a su pintura. Es uno de los trabajos de Murillo que, pese a haber formado parte del Museo Napoleón durante la invasión francesa, logró permanecer en España y desde 1819 se expone en el Museo del Prado. Desde ayer, sin embargo, se aloja temporalmente en el Hospital de los Venerables de Sevilla, pues forma parte de los cinco préstamos con los que el Prado contribuye a la magna exposición Velázquez. Murillo. Sevilla que organiza la Fundación Focus y tiene por comisario a Gabriele Finaldi, actual director de la National Gallery de Londres. 

Los Venerables bullía ayer de agitación y las cámaras de las televisiones española y austríaca se abrían paso entre las riadas de turistas que visitaban el barrio de Santa Cruz en la clara mañana del 1 de noviembre. La primera gran exposición del Año Murillo abrirá sus puertas al público el próximo martes y está previsto que su montaje culmine este sábado. 

Finaldi recuerda que esta exposición reunirá 19 cuadros, 10 de Murillo y 9 de Diego Velázquez, y se centra en la relación artística entre los dos. "De la relación personal no sabemos nada pero sí podemos reconstruir el interés que tuvo sobre todo Murillo, que en los años 30 del siglo XVII era un joven aprendiz que no podía dejar de admirar lo que su paisano Velázquez estaba realizando para la Corona en Madrid y había pintado antes en Sevilla. Pero también Velázquez tuvo que tener curiosidad por lo que pintaba aquel joven cuyas dotes tardaron más tiempo que las suyas en manifestarse pero que se convertiría en el pintor más importante de Sevilla". .

 

Vídeo: Antonio Pizarro

De Diego Velázquez (Sevilla, 1599 - Madrid, 1660) el Prado aporta dos obras colgadas ayer en Los Venerables: su Autorretrato juvenil y La Adoración de los magos. De Murillo, además de la intimista Sagrada Familia del pajarito, que se muestra por primera vez en Sevilla tras su exigente restauración, la principal pinacoteca española presta Santiago Apóstol (hacia 1655-1660), donde el pintor logró un efecto monumental gracias a la escala, y Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, de 1655, un lienzo que Gabriele Finaldi usa para apoyar una de sus teorías sobre la relación artística entre ambos. "Las similitudes entre Murillo y Velázquez son menos evidentes que las diferencias pero, a través del montaje y la ubicación, el visitante podrá apreciar algunos paralelismos compositivos, iconográficos y hasta de tratamiento pictórico que se dan entre ellos. Así ocurre, por ejemplo, con esta versión del tema de la educación de la Virgen donde Murillo representa a María con la delicadeza con la que Velázquez retrataba en esos años a las infantas y jóvenes de la Corte", explica Finaldi. Para ello, ha ubicado muy cerca, en uno de los ángulos de la sala de exposiciones, la obra murillesca junto al hermoso retrato La Infanta Margarita de blanco, pintado por Velázquez en 1656. Esta obra procedente del Museo de Historia del Arte de Viena se puede ver, desde ayer, por primera vez en Sevilla. "Será una de las estrellas de esta muestra", corroboró Anabel Morillo, directora de la Fundación Focus, a propósito de un retrato cuya modelo es la misma infanta que aparece en el centro de Las Meninas con un vestido similar. 

Gabriele Finaldi destacó también que en Velázquez. Murillo. Sevilla se mostrarán juntas, por primera vez en España, las dos Inmaculadas que Velázquez pintó "con escasos meses de diferencia": la que cede la National Gallery y la que atesora Focus. La institución sevillana, además, sacará pecho con la inclusión en esta muestra de San Pedro de Murillo, su última gran adquisición y que se podrá ver por primera vez dentro de una muestra antológica tras la importante restauración a que fue sometida en los talleres del Prado. 

Otras obras que nunca habían regresado a Sevilla son Santa Justa Santa Rufina de Murillo, dos lienzos propiedad del Meadows Museum de Dallas que atesoran una convulsa historia -fueron robados por los nazis- que avanzó el periodista José María Rondón en Diario de Sevilla hace un par de semanas. 

Y no menos importante para mostrar las afinidades y relaciones entre los dos maestros sevillanos, más allá de los confines de la pintura religiosa y devocional, es el bodegón que ha prestado la Wellington Collection de Londres, una obra juvenil de Velázquez que regresa por primera vez a España con motivo de esta cita. Titulada Dos jóvenes a la mesa, es una obra interesantísima que formó parte de los tesoros artísticos de la Casa de Pilatos y muchos años después ingresó en la colección de Carlos III.

 

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