Érase una vez Michel Legrand: vivir con las botas puestas

Salir al cine

Movistar+ estrena un documental sobre el gran compositor francés que repasa su carrera y lo acompaña en su último año de vida. En Cicus, 'Rromavisión' propone la recuperación de la mirada de la comunidad romaní hacia su realidad, su historia y su memoria.

Michel Legrand, en una imagen de los años 60 del pasado siglo.

Cuando lo vimos tocar y cantar, al fin, en aquel inolvidable concierto en trío en el Lope de Vega en enero de 2018, a Michel Legrand (1932-2019) le quedaba apenas un año de vida. Por entonces estaba ya en marcha la filmación de este documental que, además de repasar su impresionante trayectoria musical desde los años 50 del pasado siglo, seguía sus pasos en una nueva gira de conciertos por medio mundo o en pleno proceso de composición de la que sería su última banda sonora, The other side of the wind, el filme maldito de su amigo Orson Welles, con quien ya había trabajado en Fraude, completado casi 50 años después de su rodaje gracias a sus colaboradores y al empeño de Netflix.

El último año de vida de Legrand, entre entradas y salidas del hospital, inauguraciones, trabajo en casa y un largamente esperado y emocionante concierto-homenaje en la Sala Boulez de Philarmonie de París el 1 de diciembre, justo unas semanas antes de su muerte el 29 de enero de 2019, ocupa buena parte de este documental de David Hertzog Dessites que se presentó en Cannes en 2024 y llega ahora a Movistar+, un trabajo que nos sorprende precisamente por lo inesperado de buena parte del material más allá del clásico relato lineal de montaje de material de archivo, por la cercanía a la intimidad del compositor octogenario y a sus últimos esfuerzos en el papel pautado, el piano o el atril, también por el retrato a veces desabrido de un hombre con ocasionales brotes de mal carácter hacia sus colaboradores más cercanos, aunque a la postre capaz de pedir perdón y reconocer sus demonios, tal vez acrecentados por la certeza de una muerte cercana.

Legrand trabajó incansablemente hasta las últimas semanas de una vida que se recorre aquí desde la infancia en una Francia ocupada y un hogar de clase media con un padre también músico con quien nunca cerró heridas, una juventud de conservatorio con la prestigiosa Nadia Boulanger, que retrasaba todo lo posible su diplomatura con tal de tenerlo más tiempo cerca perfeccionando su técnica prodigiosa (especialmente en lo que respecta a los arreglos) y su don melódico, su flechazo con el jazz tras escuchar a la big band de Dizzy Gillespie y su constante necesidad de movimiento hacia adelante e innovación musical que lo llevó de las salas de conciertos a los clubes de jazz, donde tocó con y para los más grandes de su tiempo (de Davis a Getz, de Chevalier a Nougaro), para recalar finalmente en el cine en plena efervescencia de la nouvelle vague y trabajar con Godard, Varda o Jacques Demy, junto a quien escribió las páginas y canciones más memorables de su carrera (Lola, Los paraguas de Cherburgo, Las señoritas de Rochefort) antes de dar el salto al cine internacional y a Hollywood donde siguió trabajando para otros grandes cineastas como Losey, Sturges, Jewison, Brooks, Pollack, Furie, Mulligan, Eastwood, Frankenheimer, Mazursky o Altman.

Nos descubre también este documental, generoso en material inédito y en entrevistas con amigos, colaboradores, directores (Rappeneau, Beauvois, Lelouch), colegas (Yared, Rombi), admiradores (Sting) y expertos como su biógrafo Stéphane Lerouge, episodios poco conocidos de su vida como la depresión tras ganar el Oscar por el tema de El caso de Thomas Crown y su regreso a Francia, el espíritu de constante juego infantil que presidió siempre su estajanovismo, las idas y venidas entre los escenarios, la moviola o las escapadas en avioneta, la amistad con estrellas como Barbra Streisand (que le dio su tercer Oscar con Yentl) o songwriters como los Bergman, un impulso creativo siempre inconformista y a prueba de etiquetas, una profesionalidad que le permitía terminar encargos a contrarreloj y un sentido del espectáculo y el entretenimiento demostrado en infinidad de conciertos y apariciones públicas.

'RROMAVISIÓN': el cine romaní se cuenta a sí mismo

En colaboración con el Ayuntamiento de Sevilla, el SeFF y el Instituto Europeo de las Artes y la Cultura Gitana, Cicus acoge desde el próximo lunes un ciclo de cinco sesiones donde se podrán ver largos de ficción, documentales y cortos que abordan la identidad gitana con una voluntad crítica alejada de estereotipos o representaciones ajenas y a menudo alienantes, para “abrir un espacio para las miradas propias, dondelas comunidades romaníes puedan narrar sus realidades, memorias y ficciones desde la autoría y la diversidad de perspectivas”.

Memoria y herencia, Trauma y resistencia, Orgullo y empoderamiento, Fronteras y desarraigos, Recuerdos y experimentación son los asuntos en torno a los que se agrupan, los días 20, 21, 27, 28 y 30 de octubre respectivamente, las proyecciones del ciclo, que pasarán luego por varios centros cívicos de la ciudad (Virgen de los Reyes, Torre del Agua, Factoría Cultural, Torreblanca, La Ranilla) en distintas fechas de octubre (23, 29) y noviembre (3, 4 y 5).

Títulos como Chaplin, espíritu gitano (2024, Carmen Chaplin), Genezis (2018, Árpád Bogdán), Gipsy Queen (2019, Hüseyin Tabak), Trapped by law (2015, Sami Mustafa) y The deathless woman (2019, Roz Mortimer) vendrán precedidos de un corto cada uno.

Cartel del ciclo 'RROMAVISIÓN'.

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