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Cultura

¿Cómo explicárselo a nuestros padres?

  • La muestra del I+CAS, con piezas de Olaf o Coenen, nos acerca al modo de relacionarnos hoy con las imágenes

En los últimos años, los nuevos dispositivos tecnológicos han transformado significativamente no sólo la manera en que se produce el audiovisual sino además, y sobre todo, la manera en que el público accede a él. Esto es fundamental tenerlo en cuenta porque afecta tanto a lo que venía siendo el circuito artístico tradicional, como a cualquier ámbito de nuestras vidas que se circunscribe a un periodo en constante revolución tecnológica en relación con la comunicación y la información. Dutch Play describe muy bien, en su selección y presentación de las piezas, estos cambios y estos procesos, renovando el formato expositivo para acercarse más a la manera en que hoy nos relacionamos con las imágenes.

Conectándose con un centro de referencia internacional como es el Netherlands Media Art Institute, fundado en Amsterdam en 1978, el I+CAS muestra su deseo por crear vínculos y establecer redes con otras instituciones que trabajen en la investigación, producción y difusión de la creación intermedia contemporánea. Es de destacar que son trabajos realizados desde el 2008 en adelante y que sin embargo es la primera vez que se realiza una muestra de estas características en nuestro país.

La poscinematografía, el lenguaje publicitario, los cómics, la imagen de síntesis, los videojuegos o el documental son algunas de las múltiples influencias que confluyen en las distintas narrativas de estos artefactos visuales. Para muchos de nosotros estas propuestas son de gran familiaridad, sin embargo se alejan de lo que venían siendo habitual encontrar en espacios expositivos. Lo que aquí encontramos no es videoarte.

Piezas como las de Broersen&Lukács ponen de manifiesto una manera de entender y trabajar el audiovisual en una sociedad que continuamente se ve desbordada por un flujo constante de imágenes. Everytime, Manifest Destiny y Prime Time Paradise son obras que no requieren de una atención detenida, están pensadas para la actual atención fragmentada. Pero sí que conllevan una compleja reflexión en torno a nuestra cultura hipermediática, con fascinantes incursiones entre realidad y ficción que cuestionan la propia naturaleza de la imagen.

Brothers of Metal de Arno Coenen y VOC/VIP:Holland Experience!, también de Coenen en colaboración con Peter Leeuwerink, hacen uso del juego y el humor para hablar de temas como la estética y señas de identidad de tribus urbanas o hacer una crítica cargada de ironía de los clichés que pesan sobre la cultura holandesa. Un remix iconográfico, a modo de videojuego, para resetear el imaginario colectivo de su tiempo.

Erwin Olaf presenta una de las piezas más espectaculares con su Dawn y Dusk. Un díptico de imágenes y sonidos coreografiados entre las dos grandes pantallas, que nos rodea en un ambiente de pesadilla, elegante y teatral, haciendo gala del virtuosismo al que se ha llegado gracias a las tecnologías digitales en propuestas que experimentan con lo cinematográfico.

Los ordenadores portátiles que encontramos en sala son los dispositivos desde los que accedemos al trabajo de Lerner & Sander. Una apuesta interesante en la configuración museográfica de la muestra, en la que lo importante es la selección crítica de las piezas y que cada una de ellas no sea distorsionada para encajar en un formato determinado. Procrastinators y How to explain it to my parents? son de las propuestas más interesantes aquí reunidas. En ellas se conjuga a la perfección una cuidada estética mínimal, que conecta con la tradición de los bodegones holandeses, con narrativas muy cotidianas cercanas al gag televisivo o la publicidad, que nos hacen pensar en problemáticas de hoy como la dificultad de comunicación intergeneracional o la procrastinación.

Resonance de Thomas Mohr & Martijn Comes es la pieza que daría cuenta de la estrecha relación entre música e imagen en la escena electrónica y posteriormente la cultura digital, donde muchas veces es imposible separarlas. No se podría comprender la evolución de la cultura visual a partir del XX, sin entender esta retroalimentación entre ambas áreas de trabajo e investigación, que se unen a raíz del desarrollo de la imagen en movimiento, coincidiendo ambas en el factor tiempo. Resonance ofrece una sintonía en cuatro movimientos interactuando con patrones de imagen cíclicos que se combinan según las distintas armonías y disonancias, creando así un clima que deambula entre cierto orden y el caos.

VV.AA. I+CAS. Monasterio de San Clemente. Hasta el 11 de diciembre.

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