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Cultura

Un fantástico viaje teatral a las Itacas de todo el mundo

Mitin (2ª Muestra Internacional de Teatro de Investigación). Teatro de los Andes (Bolivia). Texto: César Brie, a partir del texto de Homero. Dirección: César Brie. Intérpretes: Lucas Achirico, Gonzalo Callejas, Mia Fabbri, Alice Guimaraes, Karen May Lisondra, Paola Oña, Ulises Palacio, Julián Ramacciotti, Viola Vento. Lugar: Teatro TNT (Distrito Norte). Fecha: Viernes 30 de Octubre. Aforo: Casi lleno.

Si vas a emprender el camino hacia Itaca / pide que tu camino sea largo / rico en experiencias, en conocimiento...

Estos versos de Kavafis reflejan a la perfección una concepción de la vida como viaje. La misma que han defendido miles de artistas, como este Teatro de los Andes que anoche recaló en el TNT, dentro de su 2º Mitin. Al igual que su anterior Iliada, su Odisea es un viaje exuberante cuyas etapas conocidas -las que relata Homero- son enriquecidas por otras muchas, pues mucho más lejos de Itaca, en una pequeñísima localidad cercana a Sucre (Bolivia), es donde vive este grupo de artistas de diferentes países que hasta ahora ha dirigido César Brie.

El viaje en que nos sumerge el Teatro de los Andes durante más de dos horas está lleno de maravillas. Comenzando por sus mil imaginativos espacios, creados y modificados continuamente por medio de algunas hileras de sonoras cañas, y continuando con un texto homérico que Brie ha llenado de humor, de toda la ironía que caracteriza a la inteligencia occidental, sin dejar de comprometerse, sin omitir ni la sangre, ni la violencia, ni las dictaduras ni la vida miserable de cualquier emigrante.

Cada etapa -Calipso, Circe, el palacio de ese poderoso sin dignidad que es Menelao...- es una auténtica fiesta teatral. Porque además de lo dicho, Ulises es intérpretado por un actor extraordinario (al igual que Laertes y muchos otros). Todos tienen una preparación física que recuerda a la del actor-bailarín del teatro oriental (no en vano su director trabajó un tiempo junto al Odin Teatret de Barba). Una disciplina que los lleva a tocar instrumentos, a bailar, a llenar el escenario con elementos como el agua o la sangre, que luego se limpian para que ningún Telémaco siga las huellas de ningún Ulises. Porque el teatro, como la vida, es efímero, único. De ahí su fuerza.

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