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Cultura

La improvisación es el lugar

  • 'SPAIN IS THE PLACE'. Tejero · Webster · Serrato · Díaz Ricardo Tejero (saxo alto), Colin Webster (saxos tenor y barítono), Marco Serrato (bajo), Borja Díaz (batería). Raw Tonk Records, 2016.

Una gira conjunta por España y Portugal de los holandeses Dead Neanderthals y los sevillanos Orthodox activó la chispa. Pese a los desiguales puntos de concreción, la conexión entre ambos grupos no era accidental y respondía a su compartido gusto por áreas de riesgo a través de formas como doom, free jazz o noise. La querencia por la libre improvisación terminó de empastar un flamante proyecto anticipado por Marco Serrato y Borja Díez en aventuras de peso como Hidden Forces Trío. El saxo alto de Ricardo Tejero (miembro también, junto a Serrato y Díez, de Sputnik Trio) junto a tenor y barítono de Colin Webster completaron una convincente declaración de intenciones suscrita en los londinenses estudios Soundsavers el 7 de septiembre de 2015 y titulada Spain Is The Place (Raw Tonk Records; 2016).

Su estructuración en torno a una sola sesión no es cuestión trivial y precisa el interés del cuarteto por dar primacía a la creación instantánea, más allá de procesadas tomas o adiestrados arreglos. Una abierta expresión que rinde tributo en su título a pioneros como Sun Ra (Space Is The Place de 1973) y en cuyos impulsos se rastrean huellas de referentes de la dimensión de Ornette Coleman, Albert Ayler, John Zorn, Evan Parker o el postrero John Coltrane. El álbum también perfila una reivindicación de la vigencia del modelo free, antes como esfera de confluencia que como corriente monolítica, y de una permeabilidad enlazada a otros perfiles musicales en absoluto apta para moderados o pusilánimes. La tensión, producto del diálogo colectivo, se expone en un arranque contundente de líneas acústicas y bases eléctricas, encarnado en Humilladero, El Gordillo y Carrión. Las distancias y el roto lirismo comienzan a ganar terreno en Ayllón mientras que Valdezorras o Labajos dotan de más recorrido a los discursos individuales, siempre trenzados y cohesionados. La firme marca rítmica de Sieteiglesias y el tenebrismo de El Cuervo clausuran este explorador y absorbente itinerario por la toponimia nacional más recóndita a modo de destello de una realidad no menos inescrutable.

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