Crítica de Flamenco cine

Un mago de la energía

farruquito

Baile: Farruquito. Cante: Antonio Villar, Mary Vizárraga, Zambullo. Guitarra: Román Vicenti. Percusión: Polito. Artistas invitados: Marina Valiente, Ezequiel Montoya, Sócrates, Sergio de Lope. Lugar: Teatro Quintero. Fecha: Sábado 2 de abril. Aforo: Lleno.

Farruquito cerró ayer con un lleno rotundo su tercer día consecutivo en el Quintero con un espectáculo pletórico, enérgico, entregado. Visceral y con una conciencia escénica consistente. Cuando Farruquito hace acto de presencia la energía sube, la escena se llena. Y es que el bailaor sevillano lo da todo en cada representación, dejándose llevar por la magia del instante y creando ese arte trascendente y efímero al que llamamos danza. Pero el perfume, la sensación, la emoción permanece. Porque Farruquito, más allá de su fortaleza física y su técnica portentosa, es un chamán, un mago de la energía. Sobre la rueda de las cantiñas o la soleá hace que una y otra vez la energía vaya fluyendo desde que pisa, con una sorprendente delicadeza, pero con tensión, el escenario. Concentrando la energía, llenándonos, hasta hacerla brotar, estallar, haciéndonos sentir plenos. Disfrutar de un artista enorme como es el bailaor en un escenario tan próximo, tan familiar, es un regalo. En el grupo destacó, una vez más, el cante de Mary Vizárraga, Antonio Villar y el Zambullo y la guitarra de Román Vicenti, sobria, fiable, un auténtico seguro de vida para el bailaor. La complicidad entre los intérpretes es total.

Todo está al servicio de un único mensaje. La noche, además, tenía otro atractivo. El de dar la alternativa a cuatro artistas jóvenes que tuvieron el privilegio de compartir el escenario con Farruquito. Seleccionados entre 150 candidatos, los elegidos fueron la bailaora Marina Valiente, el flautista Sergio de Lope, el guitarrista Sócrates y el cantaor Chanito que se dio el gusto de cantarle unas letras a Farruquito por bulerías. En la fiesta final gozamos, además, del baile tenso y dulce de África Fernández, y del joven Juan el Moreno, hijo de Farruquito que imita a su padre, fabulosamente, incluso en la manera de caminar por el escenario. Una noche para gozar, para dejarse llevar por la magia de la danza flamenca.

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