Cultura

Los 'mártires' del humor en España

Las revistas satíricas españolas también tienen sus mártires civiles y una larga historia de desencuentros con la justicia. El número 153 de Hermano Lobo, fundada en el año 1972 por Chumy Chúmez y Manolo Summers, fue secuestrado por una portada en la que se veía a un señor que escuchaba una voz que le culpaba y le gritaba diciendo: "¿Conoce sus derechos?". A lo que le respondía: "Sí, señor". Y sonaba de nuevo la apabullante voz. "Pues olvídelos". El primer número de Por favor apareció en 1974, casi coincidiendo con la ejecución de la sentencia de muerte de Salvador Puig Antich, con una tirada de 100.000 ejemplares que se agotó pronto. Con una plantilla formada por José Martí Gómez, Antonio Álvarez Solís, Josep Ramoneda, Juan Marsé, Maruja Torres, Ángel Casas, José Luis Guarner, Amando de Miguel o Fernando Savater, la revista fue castigada con cuatro meses de suspensión y 250.000 pesetas de multa, la pena máxima que contemplaba la Ley de Prensa franquista. Las sanciones, suspensiones, secuestros y expedientes se sucederían en la azarosa vida de la publicación.

Pero el momento más trágico en la historia del humor gráfico se vivió en 1977 con el atentado terrorista contra la redacción de El Papus, en el que resultó muerto el trabajador Joan Peñalver y resultaron heridos 17 trabajadores. El Papus, que acumuló hasta 80 denuncias, dio paso a proyectos como El Jueves, que tuvo que retirar su famosa portada con los por entonces Príncipes de Asturias, un ejemplar que ya es casi objeto de culto. Recientemente retiraron su portada sobre la abdicación del rey Juan Carlos y la sustituyeron por una sobre Pablo Iglesias, lo que costó a la dirección de la revista una sonora polémica. Para José Abad, profesor de la Universidad de Granada y especialista en cómics, las viñetas, incluso las más atrevidas como las de Charlie Hebdo, "son todas legítimas". "No se puede poner un bozal a libertad de expresión, luego se puede discutir si es de mal gusto o no", señala Abad, que destaca que los ataques al humorismo gráfico siempre proceden de posturas y actitudes autoritarias y de extremismos. Sin embargo, el profesor destaca el caso más o menos reciente de El Jueves, donde, en su opinión, "se le vio el plumero" a la monarquía. "El peligro es que una presión sobre un medio pueda llevar a la autocensura", concluye.

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