Cultura

Lo que mueven las imágenes

  • Editado por Bergala y Balló, 'Motivos visuales del cine' analiza hasta 60 diferentes figuras icónicas recurrentes que permiten trazar una posible nueva vía para reescribir la Historia del cine.

MOTIVOS VISUALES DEL CINE. Alain Bergala y Jordí Balló (eds.). Galaxia Gutenberg. 458 págs. 24 euros.

Aunque parezca una contradicción, los estudios cinematográficos no siempre han partido de las imágenes para su desarrollo teórico, negando al elemento iconográfico ese carácter primordial de atracción de la mirada y germen de la emoción para preferir otros acercamientos y metodologías de análisis más preocupados por la narración, las construcciones míticas o los arquetipos para interpretaciones de índole narratológica, semiótica, psicoanalítica, cultural, etc.

Este volumen colectivo coordinado por Balló y Bergala se cimienta sobre un ensayo previo del primero, profesor de la Universidad Pompeu Fabra. Imágenes del silencio (Anagrama, 2000) introducía una primera y esencial taxonomía de algunas de esas imágenes primordiales, heredadas de las artes visuales que, en su aparición continuada en el cine, habían desarrollado una serie de motivos visuales relacionados "con la intimidad y el misterio, con el sentido arcaico y su comprensión: imágenes que nos evocan huellas de nuestra memoria iconográfica".

Apuntaba también Balló la capacidad inherente del cine para "reanimar imágenes que parecían establecidas en la inmovilidad de la representación pictórica" y una nueva relación del cine con la historia de sus imágenes de adelante hacia atrás, "haciendo presente el rastro del pasado que nos ilumina sobre el sentido de éstas".

La persistencia de los motivos visuales en el cine reclama así, además de una nueva lectura transversal de su propia historia, a un espectador constructor y (re)conocedor, capaz de activar la filiación y la genealogía de esos motivos, siempre vivos y dinámicos, e identificar en ellos, en su composición y variantes, una condensación narrativa o significativa de carácter universal, plural y ambiguo: la mujer en la ventana o ante el espejo, la piedad, el pensador, las escaleras o el baile eran así estudiados como casos paradigmáticos de imágenes con sentido "que en su uso de todos los recursos visuales y sonoros buscan, simplemente, el silencio".

Década y media más tarde, este nuevo libro viene a ampliar no sólo el número de motivos tratados sino también las voces autorizadas, procedentes del ámbito académico y crítico hispano-francés, sobre cada uno de ellos en un formato de ensayos breves acompañados de ilustraciones, esta vez sí necesarias y reveladoras.

Se trata, una vez más, de partir de las imágenes para llegar a las ideas desde la triple naturaleza "impura" del motivo visual en el cine: "del lado del mundo, de la realidad; del lado de su tratamiento cinematográfico, de la especificidad del cine, y del lado más íntimo, del que conforma la singularidad de un autor", pudiendo así establecerse, por ejemplo, vínculos insospechados entre directores dispares a través de su tratamiento personal u obsesivo de ciertos motivos.

Así, un primer bloque se encarga de figuras relacionadas con el movimiento: el paisaje visto a través de la ventana del coche, del Rossellini de Te querré siempre al Godard tridimensional de Adiós al lenguaje; el columpio, tan importante a la hora de poner en juego cuestiones de puesta en escena; la escalera, lugar de continuidad, verticalidad y reserva teatral; la salida del trabajo, desde la película fundacional de los Lumière; o el camino, especialmente relevante en la mirada "caligráfica" de Kiarostami.

El hogar también ha conformado sus motivos en torno a la cama, el gato, el beso, la casa, la comida en familia o el callejón, de la misma manera que conceptos como el cerco, el grito, el abismo, la serie, la cámara o la pantalla cinematográficas. Acciones como el duelo, la caza, la ejecución pública o la persecución también se han configurado como motivos permeables, de la misma forma que la intimidad ha encontrado en las imágenes de mujeres dormidas, en la ventana, en el espejo o simplemente en sus nucas ("inocencia del cuerpo, tan secreta, tan vulnerable cuando es vista por el otro, necesariamente el otro…") poderosos motivos que atraviesan la historia y los géneros.

Espacios como el laberinto, el parque, el castillo, el horizonte, la ruina o el decorado destruido; elementos y partes del cuerpo como una cicatriz, una lágrima, una mano, una mancha; las presencias indirectas de una sombra, un fantasma, un álbum fotográfico, un libro; objetos y fetiches para la comunicación como una carta, un teléfono (¡móvil!), un reloj, un ramo de flores o una figura humana ante una tumba ("emergencia del fantasma, epifanía del movimiento cinematográfico, colisión de tiempos, línea de sombra"); elementos y figuras como un agujero en la ventana, una Piedad o un árbol; espacios líquidos como un lago o un río… son algunos de los más de sesenta motivos analizados y descritos por otros tantos autores en un libro apasionante que no sólo abre una gran ventana a una nueva manera de releer y reescribir la historia del cine, sino que se nos antoja ya piedra angular para esa nueva y necesaria modalidad crítica y analítica que es el ensayo audiovisual.

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