III Festival Internacional de Guitarra de Sevilla. Guitarra: Rafael Riqueni, Manolo Franco, Pedro Sierra, José Manuel Tudela, Óscar Guzman, Manuel Montero, Murat Usanmaz. Lugar: Sala Cero. Fecha: Miércoles 8 de octubre. Aforo: Lleno.

Fue el único de los siete que no tomó la palabra. Habló la guitarra. ¡Y cómo habló! La taranta directa, las alegrías juguetonas. La taranta dulcemente nos traspasa el corazón. Las alegrías nos hacen cómplices de un juego antiguo pero que parece recién creado para nosotros, esta noche. Son siente formas de entender la guitarra jonda y parecen siete instrumentos diferentes. La de Riqueni, que no habló, es miel pura aunque no oculta sus cicatrices. Sin gestualidad, ningún exceso: toda la energía va dirigida al mensaje. Riqueni tiene mucho que decir, su cabeza encierra cientos de melodías. Y cada una de sus falsetas construye otro mundo posible, otra forma de entender al hombre, a la ciudad, al cielo, a los otros. Riqueni crea un mundo nuevo cada noche, a cada segundo.

El otro gran triunfador de la Bienal que compareció anoche es Manolo Franco que, como su paisano, cambió de repertorio respecto al que ofreció en el magno recital. Franco es natural, directo, como señala su apellido, y siempre elegante. Pulcro, refinado, pero apegado a la tierra. Solemne y estilista de las armonías tradicionales del flamenco, a las que dota de hermosos arreglos, detalles barrocos, sutiles arabescos, sabedor de que en el flamenco lo accesorio se torna esencial.

Otra forma sevillana de entender la guitarra jonda es la del catalán Pedro Sierra, que ofreció una farruca múltiple, colosal, pletórica de paisajes, que lo mismo apelaba a nuestro intimidad que nos proponía pasajes épicos o humorísticos. Una guitarra de hoy, pegada a la actualidad, y por eso nerviosa, muy rítmica, múltiple.