'Música(s) Contemporánea(s)' en el Teatro Central

Disfrutones en el laboratorio del sonido

  • Za! reúne este miércoles a Pony Bravo, Hermanas Gestring y Morgan Caney para cerrar entre amigos el ciclo 'Música(s) Contemporánea(s)' del Central

Edu Pou y Pau Rodríguez, los dos miembros de Za!

Edu Pou y Pau Rodríguez, los dos miembros de Za! / Mar Merino / Chez Ratón

Podría hablarse de sus mantras y psicogritos alucinados y sonrientes, de hardcore tocado en un castillo hinchable de fiesta de cumpleaños, de sus brisas de free-jazz o de sus andanadas electrónicas, de un regusto hip hop o de ese cajón de sastre que llamamos música experimental cuando los sonidos que escuchamos nos llegan como nuevos, felices y despeinados, reacios a agacharse para entrar por la puerta de la habitación donde almacenamos el medio millón de fórmulas que estamos acostumbrados a reconocer obediente y pavlovianamente.

Se podría dibujar una taxonomía de la música de Za!, en fin, pero de todos modos cualquiera que haya tenido la oportunidad de asistir a algún concierto del inclasificable dúo que forman Edu Pou y Pau Rodríguez sabe que la gracia de su música nace, precisamente, de lo contrario: de la energía arrolladora y contagiosa que a ellos les gusta llamar "flow", de la intuición brotando al instante, de la convicción de que "la música es un juego; y en tal caso por qué hay que jugar serios", como dice Pau Rodríguez.

Za! cerrará este miércoles el ciclo Música(s) Contemporánea(s) del Teatro Central (21:00, 10 euros). Y lo hará "entre amigos", almas afines que los catalanes han encontrado en el camino, a saber: Pony Bravo y las Hermanas Gestring, representantes locales, y el productor electrónico Morgan Caney. Junto a ellos, alternando "música, poesía descompuesta, performance, breakdance" y canciones "no sólo de Za!" –de modo que queda en el aire, tal vez, la posibilidad de escuchar en directo algunas de las nuevas canciones que Pony Bravo ha empaquetado en Gurú, su cuarto y de nuevo estupendo disco–, el grupo presentará su último trabajo, Pachinko Flex (2018).

La banda sevillana Pony Bravo. La banda sevillana Pony Bravo.

La banda sevillana Pony Bravo. / Óscar Romero

El disco nació de las experiencias de Pou y Rodríguez durante las giras que en los tres últimos años han realizado por lugares tan dispares como Japón y Mozambique, así como de su colaboración con la compañía de danza Los Corderos.

"Con Los Corderos hicimos una obra [se refiere a Afasians] en la que comenzamos a experimentar con micrófonos de contacto. Los poníamos sobre objetos, sobre un sofá en este caso, y de este modo el sofá se convirtió en una caja de ritmos... En Pachinko Flex intentamos incorporar eso a nuestra manera de hacer música, por curiosidad. El resultado ha sido que hemos creado un instrumento en el que Edu toca una parte y yo otra, pero es siempre el mismo instrumento. La batería tiene unos receptores y cada golpe de Edu se transforma en un sonido que yo modifico en el instante: como si nos estuviéramos lanzando la pelota el uno al otro para hacer un alley oop. Y así vamos trabajando en torno a la idea de sincronía, construyendo sobre la marcha texturas y ritmos", explica Rodríguez.

Greta García y Laura Morales: Hermanas Gestring. Greta García y Laura Morales: Hermanas Gestring.

Greta García y Laura Morales: Hermanas Gestring. / M. G.

Dicho así puede sonar abstracto, pero nada más lejos de la intención del dúo, que parece haberse propuesto convertir su trabajo en una refutación incesante, tan rotunda como fresca y luminosa, de ese cliché –ellos hablan lisa y llanamente de "impostura"– que hace pasar la música experimental por un proceso que por defecto es intelectual y solemne. "Yo prefiero pensar que la música experimental es algo natural. Todos, cuando desarrollamos el habla o empezamos a ser conscientes del sentido musical, experimentamos continuamente. ¿O no es eso lo que hacemos al jugar con el lenguaje?", se pregunta el músico, que añade: "Para nosotros hacer música es jugar a juegos cada vez más divertidos. Y estoy seguro de que incluso el mayor maestro de ajedrez, en el campeonato profesional más importante del mundo, cuando sabe que va a hacer jaque mate, comienza a reírse por dentro".

Con ese espíritu libre y aventurero, Za! grabó su último álbum, en el que, entre su tupida malla de síncopas, ritmos imposibles, sintetizadores y fragmentos de grabaciones de campo, asoman ráfagas de jazz, kraut-rock cósmico y un feeling tan oriental como vagamente tribal. "Tiene que ver con las giras que hemos hecho por Japón y Mozambique. La energía que recibimos en esos viajes está muy presente. De Japón nos impactaron los pachinkos, que son máquinas tragaperras que funcionan con bolas y se encuentran en centros recreativos donde se percibe una hiperestimulación brutal. De Mozambique nos quedamos con el flow: allí los músicos funcionan de otra forma y la cosa no consiste en ponerse a hacer música, como si hubiera un principio y un final, como si hacer música fuese una experiencia aparte, sino que la música de algún modo ocurre y ya está". Bien pensado, no es ésta una mala manera de definir la música indefinible, desconcertante y vivísima de Za!.

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