Como los cinco personajes de la popular comedia de Jardiel Poncela, se diría que, en su calidad de director artístico y de consejero delegado de la ROSS, John Axelrod pelea por devolver a la orquesta la juventud perdida, aunque aún anda buscando cuál sea el elixir que permita volver a ilusionar a un público que lleva años en progresiva retirada.

Conocedor del déficit en materia de comunicación y promoción, el maestro texano ha puesto especial énfasis en la creación de un club digital que permitirá al aficionado un contacto más directo con las actividades diarias del conjunto, además de beneficiarse de descuentos en entradas y de promociones de algunas entidades colaboradoras. El esfuerzo es loable, aunque ese terreno está ya tan hollado que habrá que aplicarle el sano escepticismo hasta que los resultados puedan evaluarse con un mínimo de rigor.

La ROSS no ha hallado aún aguas tranquilas en las que desarrollar un proyecto personal

En la programación para la nueva temporada hay también renuncias y pasos atrás. Sí, la ROSS volverá por Alemania de gira, pero lo hará (¡otra vez!) en calidad de telonera del guitarrista malagueño Pepe Romero y su Aranjuez. Hay una reducción de los conciertos de abono (de 16 a 14) y desaparece el ciclo paralelo en el Espacio Turina que, aunque bienintencionado, nació lastrado por una escena inadecuada para una formación orquestal y un desequilibrio muy evidente con la demanda.

Marcha atrás también en materia de repertorio. La figura del compositor residente es ya un mero recuerdo. La temporada se abrirá con un estreno del mexicano Samuel Zyman, y en el segundo recital de abono la venezolana Gabriela Montero presentará en España su Concierto latino. Y ahí se acaban las novedades. O casi, pues se ofrece una de esas obras premiadas por la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (en este caso, original del gallego Fernando Buide del Real) que no suelen causar precisamente entusiasmo, y la Sinfonía Kaddish de Bernstein es también estreno sevillano. Los grandes protagonistas del abono serán significativamente Schumann, del que se oirán sus cuatro sinfonías, Strauss (cinco obras) y sobre todo Rachmáninov, con una integral de su música para piano y orquesta (cuatro conciertos y Rapsodia Paganini) además de la Sinfonía nº2. Hay también presencia notable de Chaikovski, Mendelssohn y Mozart.

Axelrod se reserva ocho de los catorce programas de abono y entre los seis directores invitados destacan los nombres de Marc Albrecht y Maxim Emelyanychev, ya conocidos por el público. En la larga nómina de solistas, además de Montero, se podrá escuchar a Alexei Volodin (4º de Rachmáninov) y a la violinista Patricia Kopatchinskaja (Concierto de Chaikovski). Repiten algunos amigos de los últimos años, como el guitarrista José María Gallardo del Rey, que tocará el estreno de Zyman, un Concierto para guitarra titulado Sefarad, y la mezzo Wallis Giunta, a la que casi se dará carta blanca en la primera parte de un concierto muy español (Falla, Chapí, Piazzolla, Mompou, Montsalvatge…).

Superadas graves turbulencias en los últimos años, la ROSS no ha encontrado aún aguas tranquilas por las que desarrollar un proyecto personal e ilusionante. En el próximo curso volverá a ofrecer unas decenas de conciertos con música de indiscutible calidad. Que eso sea suficiente para consolidar su estatus en la ciudad está por ver.