Tres regiones del corazón

Crítica de Flamenco

Juan Vergillos

07 de febrero 2016 - 05:00

TRIÁNGULO DE ORO

Baile: Isabel Bayón. Cante solista: José Valencia. Guitarra solista: Pepe Habichuela. Cante: Antonio Campos, Miguel Ortega. Guitarra: Juan Requena, Jesús Torres. Palmas: Bobote, Manuel Valencia, Juan Diego Valencia. Percusión: José Carrasco, Juan Carmona Jr. Dirección artística: José Luis Ortiz Nuevo. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Sábado 6 de enero. Aforo: Tres cuartos de entrada.

El intimismo de Pepe Habichuela paró el frenesí de la noche. Paró el ritmo para dar paso a la melodía, por tarantas, a los extraños acordes de los estilos levantinos. Su guitarra ha ganado intimidad y ternura. También en la soleá. Incluso en las bulerías y en las seguiriyas es sobriedad, belleza enclaustrada que se conoce, que se sabe y se muestra con naturalidad. Eso es lo mejor de esta generación que representa Habichuela, unos flamencos que no sentían la necesidad de comerse al público, sino que simplemente se muestran.

Isabel Bayón combina la línea curva de la escuela sevillana con la arista. Su baile es dulce, seductor, por un instante. Y al segundo siguiente se torna seco, categórico. Ofreció un magnífico recital de pasos variados, de actitudes, de las formas infinitas de ser flamenca que pueblan su cuerpo. Categórica, cibernética, y caliente.

Valencia abrió la noche con su torrente, salvaje, visceral, y civilizado. La fuerza bruta modelada por la academia. De Mairena no sólo toma el fraseo, también el gusto del maestro de los Alcores por el variadísimo cancionero popular. Con Valencia siempre asistimos a la sorpresa de una letra nueva, un verso inédito, clásico y actual. También la liviana la coge Valencia, literalmente, del repertorio mairenista.

Tres generaciones, tres géneros, tres formas de ser flamenco. De intimidad, de seducción y dionisiaco. Tres geografías jondas, Granada, Sevilla y Lebrija, que son a su vez tres regiones del corazón.

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