Sonreír entre lágrimas

MAPA DE MÚSICAS | JAZZ

El pianista y compositor Brad Mehldau homenajea al desaparecido Elliott Smith en un estupendo álbum que aúna sus vertientes clásica y jazzística

El pianista y compositor Brad Mehldau.
El pianista y compositor Brad Mehldau. / Yoshika Horita
Salvador Catalán

02 de noviembre 2025 - 06:30

La ficha

'Ride into the Sun'. Brad Mehldau. Nonesuch – Warner, 2025

Convertido desde antes de su suicidio en figura emblemática del folk-pop indie norteamericano, Elliott Smith (1969-2003) supo esculpir en sus canciones una especial sensibilidad definida por cautivadoras melodías y textos preñados de evocación. Y formidables discos como Either / Or (1997) o XO (1998) se encargaron de dejar profunda huella más allá de su círculo estilístico.

Smith también formó parte del ecléctico mosaico sobre el que el pianista y compositor Brad Mehldau (Jacksonville, Florida, 1970) construyó su identidad sonora. Y Ride into the Sun (Nonesuch-Warner, 2025) llega ahora dispuesto a saldar deudas con una obra con la que comparte cierto gesto melancólico. Diez lecturas de composiciones de Smith cimentan la columna vertebral de un álbum que combina las caras clásica y jazzística de un músico en incesante replanteamiento y cuyos últimos trabajos saltaron del inagotable pozo pop de The Beatles con Your Mother Should Know. Brad Mehldau Plays The Beatles (2023) al clasicismo de After Bach II (2024) o After Fauré (2024) pasando por el ciclo de canciones en torno a la libertad sexual The Folly of Desire (2023) junto al tenor Ian Bostridge, sin olvidar su colaboración con el guitarrista Peter Bernstein en Better Angels (2024)

"Elliott Smith sabía manejar magistralmente la mezcla de luz y oscuridad, en buena parte gracias a su particular armonía. En concreto, tenía una manera muy personal de combinar modos mayores y menores. (…) Este tipo de juego entre menor y mayor tiene una larga tradición y como oyente me recuerda, entre otros, a Schubert y Brahms". Mehldau disecciona en el libreto incluido en el álbum, publicado en cedé sencillo y doble vinilo, su conexión con un Smith con el que coincidió en varias ocasiones en el club Largo de Los Ángeles, durante una época en la que "estaba emergiendo de mi propia oscuridad". Y a la vez indaga en las raíces de su obra, recuperando el instrumental Sunday del gran Nick Drake –otro "visionario-depresivo" al que Mehldau ha acudido en numerosas ocasiones– y el Thirteen de Big Star, que Smith llegaba a incluir en su repertorio.

Cuatro composiciones propias – entre ellas, las dos partes de la pieza que bautiza el álbum - completan un guion que Mehldau aborda tanto desde prismas íntimos, con su piano convertido en exclusivo protagonista -Sweet Adeline Fantasy sirve de ejemplo-, como desde formatos vocales, con Daniel Rossen (Grizzly Bear) y el mandolinista Chris Thile –junto a quien registró la pasada década Chris Thile & Brad Mehldau (2017)- asumiendo el rol con holgada suficiencia. El ámbito orquestal merece cita aparte por su brillantez y precisión, merced al trabajo de Dan Coleman, coproductor del disco, adscribiéndose sin excesos al tono sereno y hermoso del álbum, de noción camerística pero también dotado de músculo.

Todo confluye en un magnífico disco que crece con las escuchas y que concreta la comunión de Mehldau con el espíritu de Smith, a través de un proceso creativo pero también personal, no exento de mística. No en vano, ambos sufrieron sombríos capítulos íntimamente ligados a sus respectivas obras. Esa productiva asunción del lado oscuro termina por fijarse en la definición que uno de los biógrafos de Brahms realizó del sentimiento de una de sus composiciones: “sonreir entre lágrimas”. Mehldau subraya la cita como “una buena descripción para el tema de Elliott con el que se abre este disco, Better be quiet now. Una canción de despedida tan tierna como melancólica donde el protagonista sonríe tristemente al decir adiós”.

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