A la tercera 'Tron' va la vencida… O casi
Tron: Ares | Crítica
La ficha
*** 'Tron: Ares'. Ciencia-ficción, EEUU, 2025, 119 min. Dirección: Joachim Rønning. Guion: Jesse Wigutow, Jack Thorne. Música: Nine Inch Nails, Trent Reznor, Atticus Ross. Fotografía: Jeff Cronenweth. Intérpretes: Jared Leto, Greta Lee, Evan Peters, Hasan Minhaj, Jodie Turner-Smith.
En 1982 Disney apostó por el experimento con las nuevas tecnologías digitales con Tron. La cosa salió regular, pero se apreció el espectáculo tecnológico que algo tenía y más aún tiene hoy de atracciones antiguas con mucho neón a lo Los coches chocones de Los desgraciaus. Con el tiempo –videojuegos de por medio– se convirtió en una película de culto, término ambiguo que suele aludir a fracasadas, regulares o malas obras que van generando admiradores, lo que propició que en 2010 se rodara Tron Legacy con resultados técnicos lógicamente mejores, pero sin gran ganancia. Ahora se intenta por tercera vez explotarla encargándose de ello el errático director noruego (pero como si no lo fuera: cosas de la globalización) afincado en Hollywood Joachim Ronning (Piratas del Caribe. La venganza de Salazar y Maléfica, maestra del mal, siempre para Disney).
Su mayor mérito es utilizar el inagotable arsenal técnico del presente en una resurrección del encanto “coches chocones” de la primera entrega del 82, en un momento en el que las fronteras entre lo real y lo virtual, IA de por medio, son mucho más permeables que entonces.
Visualmente impactante, con una estruendosa banda sonora de Ninch Inc Nails que me suena a Giorgio Moroder (fidelidad a una línea: la primera entrega la compuso Wendy Carlos y la segunda Daft Punk) y argumentalmente débil, está hecha para los fans del universo Tron y cumple con ellos, sin por eso dejar de entretener a quienes no lo sean.
Siguiendo la estela del HAL 9000 de 2001: una odisea del espacio o el replicante de Blade Runner el guión gira en torno a la posibilidad de que criaturas artificiales adquieran sentimientos humanos en el contexto de la lucha entre dos empresas tecnológicas, una de las cuales quiere poner sus creaciones al servicio de no limpios intereses militares. Todo con mensaje positivo, por supuesto. Aunque es tan visualmente espectacular que le perdonan sus intentos de hacer filosofía pedestre sobre las emociones de las creaciones artificiales y el buen o mal uso de la IA y de todo el trastero tecnológico, y sus guiños mitológicos.
Interpretaciones entregadas de Jared Leto y Greta Lee en cabeza de reparto y apariciones agradables pero desaprovechadas de Jeff Bridges y Gillian Anderson. Si se le pide más que espectáculo de colorines, efectos especiales sofisticados, carreras y luchas, decepcionará. Pero, la verdad, dudo que nadie vaya a verla esperando un tratado sobre ética de la tecnología.
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