Cultura

Un testigo crítico de la globalización

  • La Fundación Tàpies muestra en una exposición el trabajo del norteamericano Allan Sekula

  • El fotógrafo utiliza el mar como hilo conductor para hablar del sistema económico

La incesante búsqueda de una crítica cultural eficaz a través del género de la fotografía documental y el análisis de la lógica neoliberal y los efectos de la globalización, durante segunda mitad del siglo XX, son las cuestiones programáticas que vertebran el trabajo del artista estadounidense Allan Sekula (1951-2013). Ambas son las claves, con el mar como marco e hilo conductor, de esta muestra.

Allan Sekula fue un fotógrafo, activista y teórico que ya a mediados de los años 70 apeló a una revisión del género fotográfico documental, en contraposición a la tradición de la fotografía tardo-moderna difundida durante la Guerra Fría. Con el objetivo de criticar este modelo hiperestetizado y sensacionalista, y buscarle alternativas, un grupo de artistas y teóricos, entre ellos Martha Rosler o Jo Spence, trazaron estrategias para resignificar y repolitizar el género. Este esfuerzo común dio lugar a producciones en las que la práctica artística y los proyectos de transformación social eran indisociables.

Allan Sekula nunca abandonó estas preocupaciones. Así lo pone de manifiesto esta muestra. Comisariada por Hilde van Gelder, Anja Isabel Schneider y Carles Guerra, se organiza en dos grandes bloques en los que el mar es contexto y pretexto para analizar los mecanismos y dinámicas del sistema económico actual y sus secuelas. Fish Story (1989-1995), el primero en la cronología de los trabajos, se estructura en diversos capítulos que aquí se muestran parcialmente. Cada uno de ellos se compone de fotografías de lugares que están en contacto directo con el mar: Rotterdam, Barcelona, New Jersey, Vigo, entre otras. Las imágenes, acompañadas por textos, nos muestran diferentes situaciones: grúas descargando contenedores, las viviendas de los astilleros o el curioso mecanismo según el cual los estibadores del puerto de Barcelona distribuyen el trabajo de cada día (¿relacionado quizá con el reciente conflicto?). En conjunto, es una fértil manera de mostrar las relaciones de quienes viven y laboran en las zonas portuarias y las dinámicas de trabajo que de ella se derivan

Ship of Fools / The Dockers Museum (1999-2000/2010), el otro gran bloque que ocupa la exposición, a su vez se divide en dos partes; en la primera de ellas encontramos diecisiete de las fotografías que Sekula tomó en su mayoría a lo largo de su viaje a bordo del Global Mariner, un barco tripulado por antiguos miembros de Greenpeace. En ellas, se muestran las difíciles condiciones laborales de los trabajadores del mar, fruto de la violencia que la economía corporativa globalizada ha ejercido sobre ellos. El desvelo de las desigualdades en estos entornos y en definitiva, la precarización de la vida que el neoliberalismo ha reconfigurado desde finales de los setenta, fue algo que también estuvo en el centro del trabajo del artista. Muy interesantes son los diez retratos de la tripulación del barco: el cocinero, el ingeniero, el marinero de cubierta... todos ellos aparecen en las fotografías sin un ápice de dramatismo y esto nos devuelve, una vez más, a la forma en la que Sekula exploraba el género documental, indagando en la imagen como praxis.

The Dockers Museum, por su parte, se compone de objetos, pinturas, postales que el artista compró de manera obsesiva por internet los últimos años de su vida. La colección, compuesta por objetos relacionados con la cultura y la economía marítima, revela el empeño del artista por conservar ciertos elementos significativos del imaginario marítimo y que, fruto de las transformaciones de la globalización, corren el riesgo de desaparecer.

En medio de estos dos grandes bloques hay lugar para dos piezas más, la serie de treinta y tres fotografías Deep Six/ Passer au Bleu (1996/1998) y el documental Lottery of the Sea (2006). Este último, toma el concepto económico de riesgo que define Adam Smith y lo extrapola al mar, lo que da lugar a una especie de diario de travesías entre diversos puertos -Nueva York, Panamá, Barcelona- con el fin de, según Sekula, "detallar una imagen del mar, el mercado y la democracia".

La exposición, primera monográfica dedicada al artista en nuestro país, recoge las principales inquietudes políticas y artísticas de Sekula, uno de los autores que mejor ha sabido leer la contemporaneidad a través de su producción teórica y visual. Durante la muestra se están llevando a cabo actividades paralelas en el espacio público, a cargo de la asociación The Green Parrot en colaboración con el colectivo de artistas Opivará!. Son un pertinente marco para relacionar la exposición y los temas que en ella se tratan, con el contexto local. También las visitas guiadas a la exposición, -a cargo de colectivos como el de los de astilleros-, son coherentes con el modo en que Sekula entendía la práctica artística.

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