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Cultura

El tiempo detenido de la intimidad

  • Guillermo Weickert estrena hoy en el Teatro Central su nuevo espectáculo, 'Días. Pasan. Cosas', un espectáculo sobre la cotidianidad a caballo entre la danza y la 'performance'l 'Días. Pasan. Cosas'. Compañía Guillermo Weickert. Hoy y mañana, en la sala B del Teatro Central, a las 20:00. Entradas a 13 euros.

Una residencia de Guillermo Weickert en el Espaço do Tempo de Rui Horta, en el Alentejo portugués; varias lecturas, entre ellas Lo infraordinario de Georges Perec, El uso de los objetos de Jean Baudrillard y La otra desaceleración de Daniel Innerarity; y un debate interior del creador onubense sobre "qué contar y cómo", cristalizaron en Días. Pasan. Cosas, el nuevo espectáculo de la compañía de Weickert, uno de los más prestigiosos coreógrafos andaluces.

Producida por El Mandaíto y vista ya en el Espaço do Tempo, la obra llega hoy al Teatro Central, escenario de su estreno en España. Se trata, señala el coordinador artístico del espacio de la Isla de la Cartuja, de una propuesta "insólita y muy personal", a caballo entre la danza y la performance y con un importante componente onírico. Su creador, al que acompañan en la obra la bailarina cordobesa María Cabeza de Vaca y el actor y arquitecto sevillano José María Sánchez Rey, lo define como un montaje con "gran vocación de comunicación con el público" y "muy sensorial".

Días. Pasan. Cosas es también y al mismo tiempo, continúa el coreógrafo, una huida premeditada del virtuosismo y una apuesta por generar "sensaciones que lleguen a lo más profundo". Y así, empleando un lenguaje "desprejuiciado", el espectáculo abre una puerta a la reflexión sobre la cotidianidad y el "no-acontecimiento", sobre qué ocurre cuando uno se retira un poco de las inercias urgentes a las que conduce la vida en esta época fascinada por la velocidad y la inmediatez, y mira hacia sus adentros. Preguntas que de algún modo conectan con la que se hacía la dramaturga Yasmina Reza en El alba la tarde o la noche, aquel singular viaje al fondo de Nicolas Sarkozy: "¿De dónde viene esta desgarradora propensión a sentirse apartado de la vida cuando ésta aminora su marcha?".

Pero la obra, aclaran sus responsables, no es "sesuda ni intelectual". Surge de estas cuestiones, que son plasmadas en imágenes creadas por los propios actores y bailarines, que se permiten la libertad de jugar a su antojo con los ritmos escénicos a los que a veces obliga la danza. "Según dónde actuemos, unos se quejan de que bailamos poco y otros de que bailamos demasiado. Por eso hemos intentado no atender a ninguna etiqueta", dice Weickert sobre esta obra que habla también de "la necesidad que tenemos todos de construir una intimidad" y que sugiere que no hay que luchar contra el tiempo, sino "ponerlo a nuestro favor".

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