Sonidos pastoriles de Francia

ARS ATLANTICA | CRÍTICA

Ars Atlantica en Casa Salinas / Luis Ollero

La ficha

****Ciclo ‘Otoño Barroco’ de la Asociación de Amigos de la Orquesta Barroca de Sevilla. Programa: Obras anónimas y de J. B. Boismortier, J. M. Hotteterre, J. de Torres y A. Martín y Coll. Intérpretes: Nadia Vázquez, musette; Anna Margules, flautas de pico; Calia Álvarez, viola da gamba; Manuel Vilas, arpa de dos órdenes y dirección. Lugar: Casa Salinas. Fecha: Lunes, 3 de noviembre. Aforo: Lleno.

La historiografía musical española ha insistido tradicionalmente en el influjo del estilo italiano sobre el barroco musical español, influido en ello por la llegada de músicos italianos y de composiciones italianas a partir del segundo matrimonio de Felipe V con Isabel de Farnesio. Sí y no. Lo italiano era ya perceptible en el último cuarto del XVII, pero mucho más lo fue la moda por la música francesa, especialmente la de baile. A esta corriente afrancesada sobre el Barroco español estuvo dedicado este programa pergeñado por el siempre inquieto Manuel Vilas, eterno buscador de nuevos repertorios e incansable revisitador de los más conocidos desde otros prismas.

Ambas facetas se conjugaron en este programa, que permitió conocer el curioso caso de la musette, una gaita muy presente en la música francesa del XVIII y que presenta la peculiaridad de tener dos tubos melódicos, hasta cinco bordones e hincharse con el brazo en vez de con la boca. Vázquez mostró con brillantez las posibilidades del instrumento enriqueciendo su sonido de forma polifónica, con precisión, agilidad y buen sentido del ornamento, especialmente en la suite de Boismortier. Claro que también quedaron al descubierto las limitaciones de la musette en materia de color y de dinámicas. Margules fue su complemento tímbrico con las flautas, a veces en eco, a veces en alternancia, siempre desde la pureza del sonido, la digitación rápida y atención a los acentos. Y con el sonido aterciopelado de Álvarez en la viola da gamba como arropo (bellísima su manera de paladear más que de frasear La noche tenebrosa del libro sevillano de Francisco de Tejada) y el brillo y la acentuación de Vilas al arpa, que regaló una versión llena de color y de ritmo del anónimo español Minuet del diablo. Hay que señalar que todos los arreglos, llenos de buen sentido del color y de fantasía combinatoria, fueron del propio Vilas. Sólo la chacona de Lully, reversionada a partir del arreglo para tecla de Martín y Coll, mereció de por sí todo el programa.

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