Todos los meses leemos una noticia titulada: El aeropuerto de Sevilla gana pasajeros. En marzo, abril, mayo, junio, o lo que sea. Siendo cierto, nos lleva a la confusión, pues induce a pensar que es un aeropuerto de los más potentes que se conocen, cuando a final de 2017 no aparecía entre los 10 primeros de España. Quedó en el puesto 12, con 5,1 millones de pasajeros. Sin duda, están haciendo un esfuerzo por abrir más destinos y mejorar. Pero el aeropuerto de San Pablo, en general, padece el maltrato que acumula desde hace años. Se ha vuelto a ver en la huelga de los taxistas: en Sevilla suspendieron los servicios, mientras en Málaga el aeropuerto quedó al margen de la huelga y los mantuvieron.

Añadan a eso que llegar al aeropuerto de Málaga es más fácil, al disponer de trenes de Cercanías. También los hay en el aeropuerto de Jerez. Desde la estación sevillana de Santa Justa podemos viajar en tren al aeropuerto de Jerez, pero no al de San Pablo. El alcalde, Juan Espadas; el consejero de Fomento, Felipe López, y el nuevo ministro de Fomento, José Luis Ábalos, han prometido que lo van a solucionar. Lo mismo que dijeron los anteriores alcaldes, consejeros y ministros. Ya veremos.

El aeropuerto sigue sin estar a la altura de la ciudad de Sevilla. Fue renovado para la Expo 92. La terminal diseñada por Rafael Moneo fue inaugurada por Josep Borrell, que entonces era ministro de Obras Públicas y hoy lo es de Exteriores. Un artista. Las mejoras posteriores y el aumento de pasajeros no ocultan la realidad. Cualquiera que haya viajado en avión sabe que se encuentra a un nivel medio en el ranking internacional. En Andalucía está muy por debajo de Málaga, que es el gran aeropuerto de la región y el cuarto de España, con 18,6 millones de pasajeros (más del triple que el sevillano), y con más conexiones.

Entre el ombliguismo por el aumento de pasajeros y las nuevas rutas (todavía a niveles insuficientes) y entre la indiferencia por su futuro. Así está el aeropuerto de San Pablo, que vive una de sus semanas grandes en estos primeros días de agosto. Para las autoridades no parece que sea una prioridad. Tampoco los taxistas sevillanos lo han tratado igual que en Málaga, a pesar de que tienen un verdadero chollo, por la falta de alternativas. Sintomático.

Para el aeropuerto también es necesario un gran acuerdo de ciudad. Recordemos que no sólo es útil para el turismo, también para los negocios.

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