Es el mes de las vacaciones, de la desconexión, de las ausencias, de la ciudad que se queda aún más para los turistas. Sin embargo, en Sevilla, agosto es también el mes de la Virgen de los Reyes. Se suele decir que el 15, festividad de la Asunción, es el día de la Virgen, con la procesión que rodea las gradas de la Catedral y que crea un prodigio de amores e ilusiones en el corto horario comprendido entre las ocho de la mañana, cuando la Virgen sale por la Puerta de los Palos, y alrededor de las nueve y media, o incluso antes, cuando regresa. Es el día grande de la Patrona, sin ninguna duda. No obstante, para sus fieles más auténticos, para la Asociación, para los capellanes reales, la devoción dura casi un mes.

La novena comenzó ayer, en la tarde del martes 6 de agosto y durará hasta el miércoles 14. En estos nueve días, en realidad, no hay una novena a la Virgen de los Reyes en la Catedral, sino dos. La de mañana y la de tarde. La matinal es un rito de esa Sevilla medio oculta y casi imposible que resiste los vaivenes del tiempo. Rosario a las siete y media de la mañana, casi en el amanecer. Misa a las ocho de la mañana, que este año cuenta con la predicación del canónigo Antero Pascual, rector del Seminario. Son cultos que por sí mismos te dan el cielo ganado. Tiene mucho mérito en la Sevilla actual hacer la novena matinal de la Virgen de los Reyes.

Aunque la novena canónica, la oficial, es la vespertina. Comienza a las 20:00 horas, con el rosario, la oración y la misa de la novena. Este año las predicaciones están a cargo de Marcelino Manzano, delegado diocesano de Hermandades y Cofradías. Ser predicador de la novena es un honor, pero también merecería alguna medalla. Esta ciudad cierra algunos de sus templos en agosto; en general porque los fieles están bañándose en las playas de Cádiz y Huelva, o porque no iba nadie.

Los cultos de la Virgen de los Reyes son un oasis de la espiritualidad sevillana, un desafío a las penurias místicas de agosto. Hablando con el prioste, Federico Carrasco, yo le decía que es admirable. Después del día 15 los cultos no se han terminado. Les queda la octava, con otras ocho misas todos los días, en la Capilla Real, a las ocho y media de la mañana. Y, como colofón, el segundo y último besamanos, los días 20 y 21, y la apertura de la urna de San Fernando el día 22. A los que van todos los días es seguro que la Virgen de los Reyes los cuenta entre sus hijos predilectos.

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