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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

P OR una vez lo sincero no se confundió en Telecinco con lo chabacano o lo impertinente. Se puede ser natural sin ser ordinario. El joven guineano César Brandon sorprendió a una audiencia que también se había sorprendido con Wendy, la chica de las tetas voladoras. A un formato como Got Talent le cabe todo, con perdón, pero lo que mejor le sienta es la sensibilidad y el buen gusto. De ahí que Risto Mejide fuera tan combatiente, aunque en el caso del publicista siempre le notemos cierta impostura forzada. Pero tiene razón: Got Talent para que tenga sentido en un prime time donde sólo falta que los informativos también sean cantados debe reunir a una selección de artistas que sean notables y ejemplares. Capaces de dominar disciplinas imprevistas y arrancar lágrimas con facetas impensables para nuestras cadenas. Brandon ha obrado un milagro imprevisto y para el programa de Santi Millán ha desterrado la sombra del mamarrachete de El Tekila, empujado desde foros y redes sociales en aquel peculiar sabotaje.

El registro ha cambiado en un programa donde sólo con la presencia de Edurne y la compostura informal de Eva Hache ya tiene un trecho vencido. Jorge Javier, la cuota obligada de Mediaset para imprimir fuerte su sello, ya comentaba este miércoles que le "hubiera gustado estar en su casa para haber llorado a gusto" con las palabras y entonación del joven ecuatoguineano.

"Te casaste con la felicidad y no firmaste separación de bienes", fueron uno de los haikus de Brandon dedicados a su madre en la poesía que le llevó en volandas al reconocimiento de los espectadores. Un poeta le ha dado lustre de dignidad a las noches de Telecinco. Hay que ver, qué cosilla ¿no?

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