Se suele decir que Sevilla es propicia a la ojana y el peloteo. Por eso, en la ciudad no sólo gusta un pregón para cualquier evento o circunstancia, sino que también gusta mucho un premio, que es el compendio de las pompas y vanidades. La semana pasada el alcalde, Juan Espadas, expresó su intención de que Sevilla sea la capital del cine español, europeo y mundial. Esto es, la capital del cine galáctico. Y ha apostado por pedir la gala de los Premios Goya (que son los premios con más premio, por su rima, que no es con Sevilla, sino con cebolla), pues no está suficientemente contento con los premios del Cine Europeo, ni con los Max del teatro, ni con los Ondas, ni con cualquiera de esos premios que entregan todas las semanas en esta su ciudad.

Sevilla de cine tiene enjundia. En el encuentro que mantuvo el alcalde con los representantes del sector audiovisual en el Alcázar, se dijo que es un sector sin paro, debido al gran momento que atraviesan. Sevilla de cine es importante, aunque funciona como escenario de rodajes famosos desde mucho antes de que llegara Espadas a la Alcaldía. No obstante, puede beneficiar para los turistas de lujo y glamour, que aumentarán atraídos por las películas.

Y por los premios. Se ha dicho que los Premios de Cine Europeo elevan a Sevilla al nivel de las grandes capitales europeas que los han acogido. En España, sólo Barcelona, en 2004, antes de Puigdemont. Hay que darle vidilla a la capital de los premios. Y entre todos, ninguno como los Goya.

Fíjense si son importantes los premios Goya que Pablo Iglesias acude según protocolo, con esmoquin y pajarita morada, mientras que a las recepciones del Palacio Real no va, o aparece como si llegara a una barbacoa dominguera con los amigos en su chalé de Galapagar. Los Premios Goya (y los premios de cine en general, incluso los andaluces) ofrecen oportunidades únicas para ver a los dirigentes y alcaldes de Podemos vestidos como los ricos de la casta. Excluyo a Moreno Yagüe, que es más formal en el vestir que otros colegas.

Sevilla, como dice el alcalde, necesita los premios Goya. Si en otros tiempos fue sede de la selección de fútbol y se la quitaron, ¿por qué no se puede convertir en sede estable del cabezón, como le dicen ellos y ellas? Sevilla nunca será una verdadera capital de los premios sin los Goya. Aportarían el vanguardismo reivindicativo y el progresismo insumiso del esmoquin frente a la caspa arcaica del chaqué.

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