Dicen los CDR, la muchachada de Quim Torra, que "España nos ha declarado la guerra" y se disponen a responder con violencia a la presencia del gobierno en Barcelona, donde celebrará un Consejo de Ministros el 21 de diciembre. Los independentistas saben utilizar bien sus lemas, todos ellos mendaces pero que calan entre los descontentos: España nos roba, España no nos quiere, España nos ha declarado la guerra... pero en su intranquilidad, porque pierden terreno abrazan la violencia y la incoherencia. Durante años se han quejado de la escasa presencia de "España" -como dicen- en Cataluña, y cuando se quiere celebrar una reunión arremeten contra la institución que quiere demostrar con su presencia su sensibilidad a los problemas de los catalanes.

En los últimos meses, los CDR se han manifestado contra la presencia del Rey, para lo que contaron con el respaldo de Torra, y ahora lo hacen contra el Gobierno. Primero quisieron los independentistas que se celebrara una reunión conjunta de los dos gobiernos, de igual a igual, y cuando Moncloa dijo que no tenía sentido y que Sánchez se entrevistaría con el president en Cataluña, entonces los CDR pusieron el grito en el cielo. Amenazan con bloquear Cataluña el día 21 e imponer su ley en las calles y autopistas.

España no le ha declarado la guerra a nadie, incluida Cataluña. Es más: cuando los catalanes se vieron inmersos en un proceso ilegal independentista, los principales partidos españoles tomaron las riendas de la Generalitat para impedir un golpe de Estado. Fueron los meses más sosegados que vivió Cataluña en los últimos años.

El nuevo Govern se guarda de caer nuevamente en la ilegalidad, pero el 21 puede marcar la frontera de lo admisible y lo inadmisible. Torra y Torrent se ven crecidos ante la falta de respuesta contundente del Ejecutivo, pero que no se confíen: si ese día no contienen política y policialmente la violencia de los CDR, se puede abrir la espita que daría paso al 155. PP y Cs lo están deseando.