Elecciones en domingo, en junio... lo demás, ruido

Juanma Moreno, junto a Elías Bendodo, Marifrán Carazo y Francisco de la Torre.

Juanma Moreno, junto a Elías Bendodo, Marifrán Carazo y Francisco de la Torre. / Carlos Díaz / Efe

El presidente andaluz ha probado a compartir con los ciudadanos el proceso de reflexión para la fecha electoral. Ha sido casi una retransmisión de sus dudas e inquietudes. ¿Demasiado transparente? A Juanma Moreno se le vio casi en un cierto vía crucis desde el Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección. Es difícil saber si la gente ha podido sentir empatía, entendiendo esas tribulaciones, o no. La oposición ha reaccionado acusándolo de juguetizar la decisión, pero eso está descontado. No le iban a agradecer que mostrarse el vértigo abiertamente. En el entorno de Juanma Moreno se insiste en que era un mensaje  sincero. Claro que eso también está descontado. De cualquier modo, esta semana tiró de ironía fallida para cortar el debate al sugerir que no tenía por qué ser en domingo. Todo esto se ha prolongado y enredado, con una presión constante de periodistas preguntando algo que obviamente no iba a tener respuesta en un canutazo antes de informar al Consejo de Gobierno. Ya no habrá más capítulos. Las elecciones serán en junio, en domingo, y previsiblemente el 19, aunque aún con margen para irse al 26. Sencillamente lo lógico.

PREPARADOS, LISTAS... YA

No es habitual ver el zafarrancho de las listas antes de que se convoquen elecciones. Suele ser al revés. En el PSOE han querido anticiparse para coger con el pie cambiado... ¡a los suyos! Juan Espadas quiere una renovación del 70% para pasar la página del susanismo, y ha usado cierto efecto sorpresa al modo de la Blitzkrieg o guerra relámpago: imponerse antes de que se te organice la resistencia.

Arellano se despide; Rosa Aguilar pone fin a su carrera en la que ha sido todo, alcaldesa, consejera, ministra ... Jiménez Barrios, ex vicedelajunta, también. Elías Bendodo, siempre al quite, lo despidió con elogios que le sirvieron para acusar al PSOE de selección inversa prescindiendo siempre de los mejores. Era un elogio tipo “¿Contra quién va ese elogio?”. Bendodo –admite la vieja guardia del PSOE– ya es el Zarrías del siglo XXI, con un manejo total del tablero político andaluz. Como número 3 nacional, irá más allá. Por demás, el PSOE naturalmente dará la batalla de junio, aspirando a superar el resultado de 2018, aunque, de no ser así, su mensaje será que entonces tenían todo el aparato del poder y ahora están en transformación para 2026, que es su objetivo real.

En Podemos hay movimiento: el guardia civil Juan Antonio Delgado aspira a ser el líder  de la nueva confluencia de las izquierdas andaluzas. El fetiche retórico  en su presentación fue Andalucía Amplia, y percutió constantemente ahí. ¿Es Andalucía Amplia un trasunto del Frente Amplio al que Yolanda Díaz ha renunciado aquí? ¿Una ocupación conceptual? ¿Quizá las siglas AA para dialogar con Adelante Andalucía? Es difícil saber la respuesta; en la izquierda de la izquierda se necesitan no menos de dos masters por Harvard y Oxford para la hermenéutica básica.

MASCARILLAS EN EL LODO

El final de las mascarillas coincide con los escándalos de las mascarillas cuyo recorrido promete semanas de vértigo con el ruido del escándalo cada vez más alto. Después del contrato ya muy desdibujado de un hermano de Ayuso, y de los comisionistas a lo grande de Madrid que han colocado al alcalde Almeida en situación crítica, comienza el baile: Anticorrupción investiga contratos adjudicados por el Gobierno de Pedro Sánchez en los que hay conexiones con el propio Pedro Sánchez, Nadia Calviño, José Luis Ábalos, Salvador Illa y José Luis Escrivá. Abierta la veda, no se va a hilar muy fino. ¡Más madera!

Esta semana Mario Jiménez, siempre afilado, utilizaba la frase de un comisionista madrileño sobre la llamada que esperaban de Murcia y Andalucía para preguntar al Gobierno andaluz si hubo llamada. Claro que Bendodo no se arrugó y le advirtió sobre los riesgos de escupir hacia arriba y más a ciegas: “Dice usted que llamaban a Andalucía pero a lo mejor han llamado al señor Espadas o a algún presidente de diputación o alcalde de su partido, eso lo vamos a ver”. Precisamente el Tribunal de Cuentas refleja que Espadas fue el alcalde que más abonó por cada mascarilla quirúrgica tras Bilbao –casi al doble que Málaga y cuatro veces más que Córdoba– y también quien más pagó por FPP2 tras Madrid. Esos precios tan elevados se prestarán a dudar que no hubiera comisiones.

Se extiende el clima de sospecha. El cortoplacismo manda, y más en víspera electoral. No parece que la clase política vaya a reflexionar sobre el descrédito colectivo de las acusaciones más o menos a la ligera. Como en una escena de Tarantino, todos apuntan contra todos. Correrán ríos de lodo en todas direcciones.

MAREA BLANCA AL REVÉS

En la dura sexta ola, con la atención primaria colapsada, la oposición creyó ver su oportunidad para desgastar al Gobierno andaluz con la punta de lanza sindical agitando la calle. Ese flanco siempre es muy sensible; y los antecedentes del susanismo terminal alentaban la esperanza de sacudir la situación.  El final de 8.000 contratos Covid, en su mayor parte analistas de PCR ya desocupados, sirvió de argumento con el mensaje de “despido de 8000 sanitarios”, como si se tratase de médicos, cuyos contratos se habían mantenido al 100%, y profesionales de enfermería... Era tentador y quizá prometedor. Convocaron manifestaciones en febrero... pero pincharon. Probablemente la ciudadanía aceptaba que la sexta ola era un escenario demasiado excepcional; y no cuajó el mensaje de estar privatizando la sanidad pública, demasiado a contracorriente de la realidad.

Semanas después, sin arriar la bandera, la oposición abandonó el plan de su marea blanca; y es el Gobierno de Juanma Moreno quien encara la campaña con la Sanidad como bandera. El final de la legislatura ha traído la inauguración del Hospital Militar –insistiendo en las décadas de abandono– y la primera piedra del tercer hospital de Málaga, aunque en realidad está lejos de ser la primera piedra en la agenda sobrepasada de inauguraciones. Sí que es un éxito el acuerdo para la carrera profesional en la sanidad, hito histórico sellado con los cinco sindicatos después de años de bloqueo. Moreno anunciaba que la Sanidad andaluza alcanza los 131.000 trabajadores, un 22% más. Toda una marea blanca ahora a favor.

DOÑANA EN CAMPAÑA

Doñana es un asunto delicado, muy sensible, con fuerte eco internacional, que va a dar muchos quebraderos. De momento la campaña también pasará por las marismas; con un sesgo electoral inevitable. Toni Valero se ha hecho oír en Bruselas, aunque su mensaje sobre todo partía del almacenamiento de gas, proyecto que viene de los años del PSOE. Valero se anota el tanto de que mantener abierto el frente allí sin darle carpetazo. El PSOE se suma denunciando el proyecto de los partidos de la derecha, pero arrastrando el problema de que el PSOE andaluz no se opuso a la iniciativa. Y no es fácil soslayar esa contradicción. Por demás, el Gobierno andaluz de PP y Cs tienen claro el objetivo: esta semana Carmen Crespo volvía a poner énfasis en el Parlamento en que el proyecto excluye los acuíferos, y pasa únicamente por obras hidráulicas en superficie mediante un trasvase que el Gobierno central tiene pendiente ejecutar desde hace años. O sea, de momento mandará el duelo táctico.

AVE, SECTATURI TE SALUTANT

30 años de la Expo. 30 años del AVE. Un éxito con los nombres propios de Felipe González y de Alfonso Guerra; los grandes líderes de aquel PSOE que a algunos les cuesta reivindicar en el PSOE actual. Fue un momento de transformación imponente. Homenaje en la estación Santa Justa –la magnífica estación de Cruz y Ortiz– tres décadas después de aquel golpe de efecto iniciando la alta velocidad por el sur menos desarrollado. Con todo a favor  para celebrar bien la efeméride, la ministra de Transporte excluyó al Gobierno andaluz del acto, no así al alcalde socialista de la ciudad.

Se puede pensar en una torpeza grosera de Raquel Sánchez, que ya dio la talla de su visión política en la huelga de los transportistas. Pero ¿no hay nadie en el PSOE andaluz que le advirtiese del error, cinco años después de un acto similar en el que Susana Díaz sí fue invitada por el Gobierno Rajoy? Sin duda, sí lo hay, de modo que seguramente no fue una torpeza de Raquel Sánchez, sino una decisión absurdamente sectaria. Y esa clase de sectarismo siempre es un error porque transmite pequeñez, incapacidad para una mínima grandeza de miras.

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