Carísimos hermanos y hermanas, paz y bien. Nos encontramos inmersos aún en esta pandemia que tanto nos está afectando a todos, y que, tras dar un vuelco grande a nuestras vidas, nos impulsa incesantemente a suplicar al Señor, al Dios de la Vida que en estos días se hace Niño y que contemplamos ante el Portal, que tenga misericordia de nuestro mundo, y que muy pronto este mal que nos acecha se pueda combatir y curar.

Pero, es innegable al mismo tiempo cómo estamos redescubriendo que el Señor continúa haciendo obras grandes, maravillosas, y nos muestra su Rostro, mediante la vida de numerosísimos hermanos que están derrochando generosidad, solidaridad y volcándose en gestos de ternura hacia nosotras, hermanas contemplativas, que sinceramente nos admiramos y quedamos sobrecogidas al recibir tanto cariño y amor, ¡un amor que no conoce límites!

Como bien sabéis, la tradicional venta de dulces en el Palacio Gótico del Alcázar no ha podido ver la luz este año, impidiéndolo el Covid-19, pero Sevilla, una vez más no se ha dejado ganar en generosidad, y la fragancia de los obradores conventuales se ha seguido esparciendo por la ciudad, pues con las debidas precauciones y medidas sanitarias, nuestros sevillanos, no se han olvidado de sus monjas tan queridas, y han salido a la calle, han acudido a los tornos, han encargado sus dulces y todo ello motivado por ese profundo cariño hacia las hermanas claustrales, que, desde lo más recóndito de los Conventos y envueltos en grandes dosis de oración, hemos podido continuar elaborando nuestros dulces artesanos, gracias a vuestra generosidad, para que lleguen a todos esos hogares donde los esperan los paladares de tanta gente henchida de bondad, y de esas almas exquisitas que no olvidan jamás a las hermanas que día y noche velamos, y oramos por nuestra ciudad.

¡No hay vocablo para expresar tanta gratitud, Sevilla! No hay palabra para dar las GRACIAS porque un año más nos demostráis que con amor entrañable nos queréis, y os desvivís por nosotras, y no hay obstáculo que os arredre para buscar y adquirir esos dulces que de nuestros cenobios salen, y con ellos nuestras plegarias, para que Dios os siga bendiciendo y acompañando cada día de vuestra vida.

Gracias, señor alcalde y concejales, Sr. Arzobispo y Delegado de la Vida Consagrada, por todo vuestro interés, preocupación y detalles, porque la difusión que habéis llevado a cabo con tanto cuidado y exquisitez ha hecho posible que las ventas de nuestros dulces conventuales no se viesen mermadas este año, algo que humanamente creíamos imposible. Gracias, queridísima Claudia y voluntarias todas, porque os sentimos parte de nuestras fraternidades, por las excesivas horas de trabajo invertidas infatigablemente en nosotras, por los días y noches organizando y poniendo tantísimo empeño para que las ventas de este año hayan sido todo un éxito. Toda nuestra gratitud, porque habéis "trasladado" los tornos hasta la calle, y hemos conseguido así llegar a tantísimas personas. Bien sabéis, que sin vosotros ¡¡NO HUBIESE SIDO POSIBLE!! Ayuntamiento, Arzobispado, parroquias, hermandades, medios de comunicación, y sevillanos en general: ¡¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!! ¡¡Y que el Señor os premie vuestro buen hacer como sólo Él bien sabe!!

En nuestros corazones y en nuestras plegarias os seguimos llevando a todos durante los trescientos sesenta y cinco días del año. Que el Todo y Sumo Bien esté muy grande con vosotros. Siempre, y eternamente... ¡AGRADECIDAS!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios