Carmen Pérez

Factores de competitividad del sector turístico

Tribuna Económica

09 de febrero 2024 - 01:00

Todos conocemos la importancia del sector turístico en España. Sólo hay que salir a la calle. Los turistas invaden las playas, los pueblos, las ciudades. Las cifras de 2023 son magníficas. Se ha convertido en un motor fundamental del crecimiento de la economía española en los dos últimos años y lo seguirá condicionando en los próximos. Mantener este positivo dinamismo exigirá mejorar los factores de competitividad en un contexto internacional complejo y con unas adversas condiciones climáticas.

Han venido más y también han gastado más, y no sólo por el efecto inflación. El sector así lo nota: la facturación del sector fue un 28% mayor a la de 2019. El beneficio y el margen también superan el nivel prepandemia. Y lo nota el empleo: los afiliados a la Seguridad Social vinculados al sector en 2023 fueron un 6,4% más respecto a 2019. Las perspectivas no son tan halagüeñas. La debilidad del crecimiento mundial continuará para 2024 y los riesgos geopolíticos (Ucrania u Oriente Medio) tampoco ayudan, aunque España, en parte, se beneficia de esa inestabilidad por ser un destino seguro. Las buenas infraestructuras de servicios turísticos y de transporte, los inmensos recursos culturales y naturales, la seguridad y los servicios sanitarios son las principales fortalezas del sector. La principal debilidad se centra en su baja productividad. El gobernador del Banco de España repasaba hace unos días cuáles eran los principales factores determinantes para mejorarla.

En cuanto al empleo, intensivo en este sector, amenaza el posible encarecimiento de la mano de obra por los efectos de segunda ronda de la inflación y los incrementos del salario mínimo y amenaza también la falta de disponibilidad. Mejorar la productividad en este campo pasa por incrementar la estabilidad en el empleo: la reforma laboral, con la figura del contrato fijo discontinuo (del 11% en 2021 al 21% en 2023), ha paliado (camuflado) la temporalidad, pero no la rotación del empleo.

La productividad también se elevaría con el aumento del tamaño de las empresas. Para ello, resulta fundamental simplificar y armonizar normas, así como eliminar umbrales regulatorios que influyen negativamente en el crecimiento empresarial.

La adopción de nuevas tecnologías, a fin de adaptarse a los nuevos patrones de demanda y mejorar costes, es otro de los retos del sector. Habría que mejorar los incentivos fiscales a las empresas innovadoras, que a nivel teórico parecen elevados, pero que a nivel práctico, no lo son. También habría que mejorar el ritmo de ejecución de los fondos NGEU, que constituyen una oportunidad única para avanzar en este objetivo.

Y, por último, afrontar las repercusiones del cambio climático, que afectarán a los costes del transporte. Y el excesivo calor y la falta de agua que está trayendo son factores determinantes para la evolución del sector en todo el territorio, no sólo en el segmento de sol y playa. La saturación en algunos destinos también está pesando. Ambas cosas, calor y masas, harán que este año vayamos, como mínimo, a las HighLands. Ante la adversidad climática, calidad y diversificación deben ser los mantras.

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