Ha pasado poco más de un año desde que Sobretablas abrió en El Porvenir. Camila Ferraro llegó con discreción, junto a su pareja Robert Tetas. Ella se ocupa de la cocina y el de que todo salga bonito en el comedor, incluyendo una portentosa carta de vinos.

Venían de casa de alcurnia, del Celler de Can Roca, uno de los restaurantes de más prestigio de Europa, e incluso tenían puestos de responsabilidad. Pero Camila creyó que era el momento de creer en el Sur, en su ciudad natal y decidieron dejar sus puestos en el establecimiento para abrir negocio propio en Sevilla.

No cabe duda de que han acertado. En poco más de un año la guía Michelin se fijó en ellos y le dio la distinción de Bib Gourmand, sitio donde se come bien a buen precio. El sitio suele llenarse, sobre todo los fines de semana y ahora viene también lo de cocinero revelación, un título muy prestigiado en el sector y que ya han conseguido varios chefs que luego han llegado a lo más alto. Su éxito supone muchas cosas. Lo primero es el del trabajo serio, con buena materia prima, el éxito de la técnica sin aspavientos: los platos de Sobretablas no son ampulosos. También el apoyo a la materia prima local, algo que también cuidan en su restaurante y lo tercero es un nuevo éxito para las escuelas de cocina andaluzas, uno de los motores de la explosión del sector en el Sur. Ferraro se formó en La Cónsula, en Málaga, uno de los sitios de donde han salido unos cuantos "coquitos" que están dando brillo a lo que se hace aquí. Camila Ferraro va a velocidad de Ferrari, pero parece rodar con mucha seguridad.

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