No hay más dinero para pensiones, decía el Gobierno, mientras PNV insistía en no consentir con el proyecto de Presupuestos Generales mientras persista el 155 en Cataluña. Ambos han debido retractarse y, de paso, han desactivado las protestas de los pensionistas, salvo en el País Vasco, donde curiosamente el sistema se muestra más generoso.

La pensión media española es de 934,6 euros y la de jubilación de 1.080,5 euros, pero las diferencias entre territorios son muy acusadas. Las más elevadas son las del País Vasco, que están un 24,2 y 24,5%, respectivamente, por encima, y superan a las extremeñas, las más reducidas, en un 49,7 y un 50%. Los pensionistas de Madrid, Asturias y Navarra también figuran entre los mejor tratados, al contrario que los andaluces, junto a extremeños, gallegos y murcianos. En Andalucía, la media de todas las pensiones es de 837,8 euros y la de jubilación de 973,9, por lo tanto, un 11,6 y un 9% inferior a las españolas y un 38,6% y un 37,2% a las del País Vasco.

La sensación de insolidaridad territorial se acentúa si, en lugar de la pensión media, se tiene en cuenta el volumen total de los pagos por pensiones que el sistema transfiere a cada comunidad. La causa está en la demografía y se articula en torno a tres variables. En primer lugar, la desconcertante relación entre cotizantes y pensionistas. No debe bajar de 2, pero en España se encuentra en 1,93, mientras que en Andalucía, a pesar del desempleo, está en 1,95. Los valores más elevados corresponden a Madrid (2,71) y Canarias (2,51), donde también el desempleo es alto, pero lo más llamativo es que País Vasco (1,72) y Asturias (1,18) estén muy por debajo de la media. En el caso del primero, porque disfruta de una tasa de paro reducida. En el de Asturias, porque su elevada pensión media contrasta con que su ratio entre cotizantes y pensionistas sea la más baja de España.

En segundo lugar, el envejecimiento de la población, que en el conjunto de España es el 19,1% (porcentaje de población con más de 65 años) y cuyo perfil geográfico no deja lugar a dudas. Murcia, archipiélagos y Andalucía presentan los valores más reducidos, mientras que en el lado contario figuran Asturias, Castilla y León, Galicia y País Vasco. En tercer lugar, la esperanza de vida, que en España es de 83,1 años al nacer y de 21,2 años a partir de los 65, pero con los valores más elevados en Madrid, Castilla y León y las comunidades cantábricas, mientras que los más bajos corresponden a Andalucía (81,9 y 20,1 años).

Los datos apuntados permiten afirmar que el sistema de pensiones en España se comporta como un potente mecanismo de redistribución de rentas, con criterios contradictorios de solidaridad, al menos desde un punto de vista territorial. Las desigualdades salariales explican las acusadas diferencias en términos de pensión media, pero el componente redistributivo más potente se encuentra en la demografía. Andalucía sale mal parada en el conjunto de España debido a que somos más jóvenes y nos morimos antes que en el resto, pero también porque, a pesar de la elevada tasa de paro, la relación entre pensionistas y cotizantes es inferior a la media española.

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