Lefa. Perdonen por la palabreja. Está aceptada por la Real Academia de la Lengua, como una vulgarización de semen. Pero a mí no me nace hablar así. Ni en lenguaje escrito ni en lenguaje hablado. El término viene al caso porque salió a relucir, por activa y por pasiva, en el Ilustres ignorantes dedicado al Espíritu navideño. El que la puso en su boca (perdón por la imagen) fue Pepe Colubi, colaborador fijo junto a Javier Cansado del programa que presenta Javier Coronas.

No es un programa cualquiera. Se trata del espacio más exitoso de la cadena de pago. El más visto de #0 desde sus inicios. Del mismo modo que ya era el que más fervores provocaba en el extinto Canal +. De hecho, las entradas para asistir a las grabaciones se agotan en un momento. Es lo que gusta a un target de público urbanita, universitario y milenial. Tú programas en un teatro La gata sobre el tejado de zinc con Juan Diego, La autora de las Meninas con Machi o Vania versionada por Álex Rigola y no va nadie de menos de 50. Pero se te ocurre llevar a tu ciudad a Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes y llenas teatros a la italiana de 900 butacas.

Para que se den una idea del nivel de lo escuchado aquella noche, otro de los invitados a la tertulia, Julián López, al ser preguntado por sus deseos navideños, expresó que le gustaría que la Misa del Gallo fuese cambiada por Misa de la Salamandra. O cada año por un animal diferente. ¿Hasta dónde puede llegar el concepto de laicidad mal entendido? Hace mucho que la espiritualidad fue extirpada de la tele. Y quiénes somos sin una dimensión trascendente. Esa de la que Andalucía, por suerte, todavía sabe tanto.