Hasta el 15 de marzo el presidente de la corporación RTVE no anunció públicamente desde Málaga que la ciudad era la elegida para llevar a cabo uno de los directos más distinguidos del año, los desfiles procesionales del Jueves y Viernes Santo. Cualquier andaluz sabe que un par de horas de transmisión, en el conjunto de una jornada semanasantera, dan para bien poco. Apenas para la salida o la recogida de una hermandad. Para un par de chicotás. Para contemplar tres o cuatro pasos, tres o cuatro tronos, por una carrera oficial. Pero sirva como aperitivo. Como estímulo, para que los espectadores quieran ver más.

Porque seguro que quien disfrute de esas imágenes y todavía desconozca las dimensiones de lo que allí sucede, va a quedar literalmente deslumbrado. Siempre que llegan estas fechas recuerdo a aquellos narradores televisivos de alcurnia con los que me curtí en el lenguaje semanasantero. Antes de que existiese Canal Sur fue José Luis Garrido Bustamante (padre del querido actor Antonio Garrido) quien en las desconexiones territoriales para el territorio andaluz que en ocasiones se hacían extensivas a toda la geografía nacional nos contaba con todo detalle qué estaba pasando por la Campana. Incluyendo olores, colores y sabores, aun cuando los televisores sólo emitían en blanco y negro.

De los narradores malagueños me quedo con Antonio Garrido Moraga, fallecido el 15 de enero de este año, por sorpresa, y pese haber gozado tantas vivencias intensas, a los 63 años. Enciclopedia viviente. Gran persona. Sabio en todo el sentido de la palabra, y referente incontestable de la cultura malagueña. Será muy rara esta Semana Santa sin él. Seguro que sus amados Bach y Visconti no imaginaron jamás un derroche de belleza semejante como ese que veremos en La 2 y en el Canal Internacional de TVE por todo el mundo este Jueves y Viernes Santo.

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