La nostalgia está de moda. Y no vamos a permitir que unos políticos extremistas la devalúen y se apropien de este término como lo hacen de la bandera. Ay, cómo me acuerdo de Gloria Berrocal, directora del Canal Nostalgia, roja como la sangre, que introducía en su parrilla programas combativos de Carmen Sarmiento, las entregas de Rito y geografía del cante rodada en un blanco y negro que parecía un 'quejío' en sí mismo, o debates de La clave con gran carga ideológica.

Todo este me ha venido a la cabeza al leer la noticia de que en Reino Unido la plataforma de contenidos televisivos Bribox, que albergará los materiales de la BBC, la ITV y el Channel 5, ha decidido descartar de su catálogo aquellos contenidos que considere racistas o inaceptables. Cualquier serie de los años setenta o setenta que presente determinados estereotipos de género, por ejemplo, no podrá verse en pantalla.

Y digo yo, ¿no bastaría con advertir en el lanzamiento de la plataforma, y a través de los medios correspondientes, que el material que se va a exhibir tiene un valor sociológico y que por tanto sólo cabe contextualizarlo en la época en que se produjo y vio la luz? En nuestro país ha ocurrido en Historia de nuestro cine. Cuando se ha dado una situación semejante el equipo ha incidido en la importancia de la contextualización. Pero las películas se han emitido tal como se concibieron.

Recuerdo la polémica que sufrió la (lamentable) serie, es un decir, El sexólogo, escrita y dirigida por Mariano Ozores, cuando La 1 canceló su emisión por criterios semejantes por los que ahora obra la plataforma británica Bribox. Entonces recuperó aquella producción, sin éxito de audiencia, Antena 3, que la emitió íntegra. Tal vez hoy no la podríamos ver.

De ahí que reivindiquemos de nuevo un Canal Nostalgia de nuestra televisión pasada, sin censura. Que ya somos mayorcitos. ¿O no?

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