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Análisis

rogelio rodríguez

Obtusos y oportunistas frente al dolor

Ni la tragedia ni la sede soberana son ya impedimentos para la subasta electoral

El paisaje se ha llenado de fosas cavadas por manos asesinas sobre las que corretean los distintos populismos de una clase política impertinente y obtusa. Los muertos de Pioz, Moraña, Bretón, Marta del Castillo, Mari Luz, Diana Quer… y, el último, el niño Gabriel, son manantiales que enfurecen el océano del dolor, cruces de pena infinita que Patricia, la desconsolada madre del pescaíto ascendido a los cielos, traduce con trémulos labios en esa admirable dignidad de la desgracia de la que hablaba Concepción Arenal. "Que no se extienda la rabia", repite cada día Patricia con lágrimas de barro seco para ahuyentar instintos de venganza y para que nadie suplante, ni pode, el árbol de la Justicia, tantas veces infructuoso y siempre sagrado.

Sin embargo, qué lejos queda la actitud ejemplar de los padres de Gabriel de la realidad política y de esa parte oscura de la sociedad que inunda las redes sociales de repulsivas incitaciones a la ley del talión. Desconozco qué hará Juan Ignacio Zoido con la bufanda del niño que, en un arrebato de sentimiento, le entregó Patricia -un gesto estremecedor que sin duda simboliza gratitud por el encomiable trabajo de la Guardia Civil y la Policía-, pero, como ministro de todos, bien podría haberla mostrado en el pleno del Congreso de los Diputados del pasado jueves cuando sus señorías exponían su oportunismo partidista sobre la derogación o incremento de la prisión permanente revisable. Ni la tragedia ni la sede soberana son ya impedimentos para la subasta electoral.

En el Parlamento se cumplió lo previsto. El versátil PSOE de Sánchez, las huestes de Podemos y los grupos nacionalistas radicales apoyaron la iniciativa del PNV (un partido tan conservador como el PP) y derribaron las propuestas del altivo Grupo Popular y del mudable Ciudadanos, ambos también enardecidos de pancismo al albur del explicable clamor de la calle. Una sesión inoportuna e innecesaria que solo servía para fomentar la confrontación y delatar, por si había alguna duda, la mezquindad política de sus actores. ¿Qué razones existían para no esperar a que el Tribunal Constitucional se pronuncie sobre el recurso que en su día presentó el PSOE contra esa parte de la ley en cuestión? Ni la vacuidad irresponsable de la izquierda en su afán opositor ni el populismo punitivo de la derecha más fanática merecen altavoz en un Estado de Derecho que se precie.

España es el segundo país más seguro de la Unión Europea, el segundo en tasa de asesinatos, por detrás de Austria, pero desde 2012 casi un centenar de niños han muerto, víctimas de distintas formas de violencia. Está comprobado que ni las más duras condenas disuaden al criminal, pero el principio humano de reinserción está en el tuétano de la Justicia, tanto como el derecho de la sociedad a defenderse también con sanciones ejemplares. Ocho de cada diez ciudadanos suscriben la actual redacción de la ley. Ignorar la alteración social es tan lesivo como legislar en caliente.

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