TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

Juan Antonio Solís

jasolis@diariodesevilla.es

Pesadilla

España-Alemania, sólo vale ganar y, mal que le pese a Imbroda, será un sarcófago La Cartuja

LA maldita pandemia nos ha robado ya demasiadas cosas de las realmente importantes. De las que tiznan nuestras conciencias al tiempo que se imprimen en negro sobre blanco fuera de las páginas de Deportes. Pero en un tono más frívolo –el rato de evasión se antoja hoy más saludable que nunca–, el pérfido virus también nos está arrebatando a los disfrutones del deporte demasiados capítulos señalaítos.

Los jugadores de la selección española llegaron ayer a Sevilla y se bajaron del autobús con la misma expectación con que yo bajaba del Sevibus para tomar un café en la paradita de Guarromán, camino de Madrid para examinarme.

Recuerdo la que liamos en el instituto para preparar la masiva marcha al Benito Villamarín en septiembre del 85, para alentar a España ante Islandia en un partido clasificatorio para el Mundial de México. Esa noche, creo que se volvió a salir Gordillo, para variar. O quizás no. Pero fueron tantas...

Dos años antes, mi padre llegó reventado de trabajar una lluviosa tarde de diciembre y aun así, me preguntó si quería ir a un España-Malta en el que teníamos que hacer ¡once goles! para clasificarnos. Nunca me perdonaré haber ladeado la cabeza con desgana. Adolescente de poca fe...

Y diez años después de que mi amigo Manolo Ruesga inmortalizara con su foto a los once héroes ante los malteses, allá que me fui con mi libreta y mi grabadora a los aledaños del Ramón Sánchez-Pizjuán. Un cordón de sevillanos y no sevillanos de todas las edades daba la vuelta al estadio y aguardaba entre hamacas y sacos de dormir para pasar la noche y ser los afortunados que entraran a impulsar a España ante Dinamarca. Sí, la noche del cabezazo de Hierro que nos llevó a Estados Unidos 94.

Ni el hecho de que se trate del engendro de la Liga de Naciones, y no del pase a un Mundial, me consuela. España-Alemania, sólo vale ganar. Y mal que le pese a Imbroda, La Cartuja será un sarcófago.

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