Los sanfermines no serían lo que son como una madrugá taurina sin la voz de Javier Solano, hombre sobrio entre las emociones y excesos pamplonicas. El narrador de TVE, tras dejar en sonido ambiente el encierro en directo de cada día, agrega sabiduría con sus observaciones posteriores apercibiendo sobre los detalles de tablones, pitones y las peculiaridades de cada adoquín de la calle Estafeta. Era ya el comentarista cuando la televisión se movía a pedales y sus precisas palabras se ponen en negrita en los tiempos de los drones en tirolinas, que agigantan esta excentricidad de la televisión en España y de la que se hacen eco las cadenas en todo el mundo. Más que de morbo este programa va de fiesta y aventura.

Como complemento de color, aunque los dos vayan de blanco, se encuentra Elena S. Sánchez, rostro femenino polivalente y amable de la pública que muestra la experiencia ganada tras varios años de madrugones navarricos junto a Solano. Con la riqueza de imágenes, el archivo y una dotación de medios adecuada para tan fugaz momento, las carreras se ensanchan por delante (en el horario) y por detrás para disfrute de quienes no deben mirar el reloj con esta ración matinal de carne al toro. La 1 ha venido dedicando una hora y cuarto todos los días a uno de los decisivos puntales que tiene la fiesta nacional para autoafirmarse. Una duración excesiva que se compensa con la amenidad en la espera.

Al término de los sanfermines la vida sigue pero no para La 1, que en Los desayunos con Sergio Martín, y con vistas a quienes han preferido seguir un ratito más en la cama, reitera en imágenes e información lo visto un rato atrás. Con la ligereza estival todo parece relajarse. Pero Los desayunos de TVE necesitan una dosis de mordiente más ambiciosa, aparcar de la agenda temas que ya tienen cabida en otros programa. Sea quien sea el que se ponga al frente de Torrespaña, los desayunos necesitan un cambio de tostadora y a La noche en 24 horas le sobra la tostá de Víctor Arribas.