PONGÁMOSLE matices al artículo ordinal. Recuérdenme que ya salieron estandartes y cortejos con imágenes en parihuelas, en la ciudad y en toda la provincia. Pero permitan ustedes que me detenga en la certeza: la Pastora de Santa Marina, porque el calendario así lo ha marcado, será la primera que saldrá en procesión “como se hacen las cosas en Sevilla”, es decir, llevada por sus costaleros sobre un paso, tallado y dorado para Ella, que recorrerá las calles al son de las marchas procesionales de la Banda del Maestro Fernando Guerrero, de la tierra marismeña de Los Palacios y Villafranca.

Una imagen dice más que las palabras. La noche del jueves, en calle Amparo, se vivía una experiencia singular, casi olvidada: bajo el ambiente festivo de las cadenetas de flores, el paso de la Pastora, rocalla y espejuelos, atravesaba el arco manierista de la puerta. Los costaleros rompían una ausencia obligada. Las mascarillas en sus rostros –tan polémicas como necesarias– datarán la imagen por los siglos. Lo verán aquellos que leyeron la pandemia de 1805, la de 1885, la de 1918 y tantas otras, advirtiendo que fue imposible detener la torrentera de la fe de los sevillanos en torno a la sencilla Pastora que dejó Santa Marina a hombros de los requetés en la única procesión que salió en julio de 1936 atravesando la hecatombe.

El paso de la Pastora entrando en su capilla el pasado jueves. El paso de la Pastora entrando en su capilla el pasado jueves.

El paso de la Pastora entrando en su capilla el pasado jueves. / M. G.

Cuentan que los costaleros, este jueves pasado, llevando la estructura inerme de la parihuela, sin imagen alguna, lloraban de emoción viviendo aquella hora para la eternidad en el Hospital de los Viejos. Antonio Santiago comandaba una cuadrilla que, sin ocultar sus nervios, se enfrentaba a ser la pionera, como lo fue la Pastora de Santa Marina en tantas cosas. La Primera Pastora del Mundo, la primera hermandad de su título, la primera (que lo fue para tantas cosas) vuelve ahora a ser la que, sin poder planearlo apenas, devolverá a la ciudad lo que algunas veces le ha negado. Nunca fuimos rencorosos, porque no caben heridas donde la piel es mapa de desengaños. Al contrario: a mayor dificultad, multiplicado esplendor; a menores posibilidades, excelente resultado, ¿verdad, Andrés?

Hoy la ciudad será un fruto de granado. Corazones parcelados, unidos en la “safe-distance-bulla” que se reunirá en torno a la Virgen. La Hermandad nos pide especial cuidado. Somos el espejo en el que se miran muchos sueños por cumplir. Somos reflejo de una luz que nace, de un amor que no se marchitó. Un Tercer Domingo de Septiembre, diferente a todos los demás, nos alcanza y nos envuelve. Otra vez, Sevilla, te regalamos a tu Pastora.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios