De nuevo, tras los datos presentados este jueves por la Organización Nacional de Trasplantes sobre su actividad en 2017, hemos podido comprobar que España es líder en materia de trasplantes habiéndose realizado 5261 en total y, sobre todo, un país solidario en materia de donación de órganos.

De hecho, la media de España se encuentra en los 46,9 donantes por millón de habitantes, muy superior a la cifra del segundo país con más donantes del mundo, Estados Unidos, que tiene 30,8 donantes por cada millón de habitantes.

En el caso de Andalucía, 2017 ha sido también un año mejor que el anterior pues se han registrado 413 donaciones, lo que supone un incremento del 4,6% y se ha posibilitado la realización de 919 trasplantes de órganos en los hospitales públicos andaluces, lo que supone un 13% más que en 2016.

Asimismo, destaca también el récord en la respuesta positiva de las familias que ha alcanzado hasta un 89% de los casos.

Hace ya muchos años que el sistema de trasplantes de España es considerado como un sistema puntero en todo el mundo y también hace muchos años que la enorme solidaridad de la ciudadanía española queda de manifiesto una y otra vez. El sistema sanitario español y los profesionales que trabajan en el mismo demuestran la enorme capacidad técnica y de coordinación; haciendo posible que reciba un órgano quien más lo necesita con independencia de la comunidad de origen del donante y de la comunidad de residencia del receptor.

En este sentido, el intercambio de órganos entre comunidades autónomas demuestra un buen funcionamiento del Sistema Nacional de Salud, al ser capaz de priorizar las necesidades de los españoles por encima de otro tipo de consideraciones secundarias. En 2017, este intercambio se ha producido en un 21,9 por ciento de los 5261 trasplantes realizados.

El caso de los trasplantes en España expresa valores muy relevantes del Sistema Nacional de Salud: la universalidad del derecho a la asistencia algo que hay que recuperar derogando el Real Decreto Ley 16/2012, así como la calidad asistencial, le equidad y la solidaridad.

El del sistema de trasplantes es un buen ejemplo de funcionamiento que debe extenderse a otras áreas asistenciales en las que la cooperación entre Comunidades Autónomas haría que pudiera mejorar la equidad y la calidad en el tratamiento d enfermedades que afectan a las personas.

Por eso, aunque podemos y debemos vanagloriarnos de la evolución y de los resultados del sistema español de trasplantes, no hay que bajar la guardia en otras áreas asistenciales en las que, copiando este modelo, hay todavía importantes áreas de mejora.

Trabajemos juntos todos: los profesionales, los gestores del sistema, los ciudadanos y las organizaciones sociales. De este modo, reforzar los valores del Sistema Nacional de Salud señalados anteriormente, permite progresar en el camino de una sociedad con más cohesión y bienestar. Y es otra otra aportación más de la sanidad pública. Vaya desde aquí mi profunda gratitud y reconocimiento a los profesionales y a los donantes y sus familias.