Por razones pendulares, de costero a costero, se pasó de una avalancha de carteles de fotografías al retorno a los carteles de pinturas. Así que el Ayuntamiento, el Consejo de Cofradías, la Maestranza y toda hermandad que celebre alguna efeméride de cierto rango se unieron en el empeño de establecer dos niveles de carteles: 1. Los pintados por pintores (que eran los buenos); 2. Los fotografiados por fotógrafos (que eran los vulgares). Contra esa injusticia se rebelaron algunos irreductibles que estaban acostumbrados a revelar.

El fruto lo hemos visto, por ejemplo, en la exposición de fotos de Semana Santa que acoge la sede de Caixabank en la calle Sierpes. Y en el premio de fotoperiodismo Jesús Martín Cartaya, que convoca el Consejo, junto al premio de periodismo Fernando Carrasco. Es curioso que quienes más han fotografiado la Semana Santa crearon sagas: los Arenas, los Serrano, los Gelán, los Ruesga y varias más. El arte de la fotografía ha sido como el de los capataces, que se transmitía en familia.

El premio del Consejo está bien pensado. Este año sintetiza dos modos de ver las fotografías cofradieras que han creado escuela en los últimos años. De un lado, Jesús Martín Cartaya es el fotógrafo de la gente y la ciudad, que no busca el toreo de filigrana, sino que se ha fajado con valentía y sin efectismos, y así ha triunfado. De otro lado, los premiados Fernando Salazar y Ángel Bajuelo, que son como el dúo dinámico de la fotografía artística. Supieron ver una Semana Santa deslumbrante que estaba ahí y que otros no plasmaban para la posteridad. Cuando triunfaron, les salieron decenas de imitadores.

En la exposición de Caixabank hay 25 fotos de primer nivel publicadas en periódicos y revistas por compañeros como Antonio Pizarro, Juan Manuel Serrano, Manuel Gómez, Mariano Ruesga o Javier Comas, entre otros. Son profesionales de prestigio. Cualquiera de ellos (y varios más) tienen obras para dar y regalar, a la hora de plasmar carteles. Con las tecnologías, la fotografía puede ser igual o más impactante que la pintura. Alternar permite ensanchar la capacidad de expresión.

Predomina la idea demencial de que una foto buena la hace cualquiera, con un Iphone mismamente. Una foto decorosa se puede hacer. Pero el arte de la fotografía va más allá, igual que el arte de la pintura no es un simple garabato. El arte, en general, existe cuando detrás hay un artista.

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