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Análisis

Rogelio velasco

Relaciones económicas de España con Cataluña

Durante todos los días pasados hemos leído en la prensa el gran número de empresas que están moviendo sus sedes sociales desde Cataluña hacia otras comunidades autónomas. Con alguna inseguridad sobre la información, parece que la cifra ya supera las 1.500.

Si el estado de cosas continua como en la situación actual, Cataluña se dirige hacia una fuerte recesión, que podría convertirse en una fortísima depresión si se lleva a cabo una declaración unilateral de independencia.

La debacle económica que pudiera producirse afectaría de manera muy importante también a la economía española. En la única declaración concreta que conozco en este sentido, esta semana, un alto directivo de la Confederación de Empresarios de Extremadura, alertaba del daño que se infligiría a la economía extremeña, si se organizara un boicot a los productos catalanes. Es como dispararse uno mismo a los pies.

El tomate con el que se fabrican pizzas en Cataluña se produce en Extremadura. El atún proviene de Galicia. Probablemente, la masa hecha de harina, de Andalucía.

Estos efectos negativos no se limitan a proveedores de Extremadura u otra comunidad autónoma, a la industria localizada en Cataluña. Existen empresas catalanas con importantes fábricas fuera de la región. En el sur de España tenemos importantes ejemplos.

Como consecuencia de las intensas relaciones económicas entre los territorios, una fuerte depresión en cualquiera de ellos, desencadena una reacción en todo el sistema input-output, con consecuencias muy negativas para todos los territorios.

Cataluña exporta un total de 70.300 millones, de los que 39.300 se dirigen a España y el resto, a los mercados internacionales. Esto es, España representa el 56% de las exportaciones catalanas. Igualmente, el volumen de importaciones de Cataluña, se eleva a 51.900 millones, de los que 21.000 provienen de España y el resto, de otros países. En conjunto, la economía catalana presenta un superávit en el comercio exterior con España de 18.300 millones.

Si para Cataluña el mercado español representa el 56% de sus exportaciones, para España, Cataluña representa solo el 8,2% de sus exportaciones totales al exterior.

Aunque el daño para Cataluña sería muy superior que para España, una ruptura de esas relaciones económicas, provocaría una catástrofe. Esas cifras, además, empeorarían notablemente debido a los efectos desmultiplicadores de la actividad económica, que entraría en una espiral negativa que daría lugar, durante una temporada, al colapso de la actividad.

Andalucía sería, en términos relativos, de las comunidades más afectadas de forma directa. El volumen de exportaciones andaluzas a Cataluña se eleva a unos 3.750 millones, la más elevada de toda España. Las importaciones alcanzan los 2.900 millones, la tercera más alta después de Aragón y la Comunidad de Madrid. Estas interrelaciones y los efectos tan negativos, se intensificarían aún más por las consecuencias que se generarían en el turismo y en otros servicios para las empresas.

Las cifras y relaciones económicas señaladas han sido negadas por Mas y Junqueras durante años, ofreciendo al público catalán un panorama de color rosa si se produjera la independencia. La realidad es que la deriva radical adoptada por los nacionalistas, han colocado a este país -y especialmente a Cataluña- al borde de un precipicio que conduce al infierno.

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