FERIA Toros en Sevilla hoy en directo | Morante, Castella y Rufo en la Maestranza

Que no te imanen los efluvios y sahumerios que la primavera riega por calles escoltadas de naranjos y perfumadas por damas asomadas a la noche hispalense. Que no te fascine la mirada que el gran alminar tiene allá en el cielo, acechando siempre a la gran metrópolis. Que no te cautiven sus latidos de bronce, su "giganta" silueta, su hechura señera y paradigmática. Que no te galantee Don Juan por la Jamerdana de Blanco White, ni Doña Elvira te seduzca al darte de beber agua de su fuente.

Que no te hieran las flechas de Cupido cuando, en silencio, el amor pasa y suspira bajo el ciprés de los pantanos, donde Bécquer clama a los cielos por la conservación eterna de la Venta de los Gatos. Que no te absorban las leyendas de Fígaro y la Susona, que no escuches el órgano de Maese Pérez ni enciendas el candilejo cuando pase el rey Don Pedro, que no te acune Mañara, que no te pinte Murillo, que no te bailen los seises, que no te cante Triana, que si te canta…

Que no te camele la Pasión de Cristo sobre blancos costales, al son de recios tambores, brillantes cornetas y la ordenada penitencia nazarena de enigmáticas cofradías. Que no te aprese el cortejo galante de doce varales que bailan para amainar la Amargura de la Madre de Dios y llenar la ciudad de pura Esperanza.

Que no te ilumine la media luna de España que Aníbal González bajó de la gloria. Que no te hechicen los colores que Abril dibuja sobre el dorado tablao del real de la Feria. Que no te pierdan los sabores de Sanlúcar y Jerez cuando la música se bebe en catavinos y la noche enloquece. Que no te llame un quejío ni te suspire un compás. Que no te tiente el demonio entre danzas saturnales de lunares y mantoncillos.

Que no te embelese el paseíllo exclusivo de arte que la Real Maestranza te entrega en el esplendoroso óvalo de la Catedral del Toreo. Que no te enamore el vuelo del capote de Morante, que no te prendan sus verónicas y chicuelinas. Que no te hagan la corte los caballos de Ventura.

Y, sobre todo, que no me hagas caso, porque si así lo hicieras nunca sentirías palpitar el corazón de esta tierra universal, puro capricho de Dios Padre cuando concibió la naturaleza. Sevilla será tu conquista, tu amor, tu pasión.

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