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Análisis

carmen pérez

Suiza vota: ¿quién debe crear el dinero?

El próximo domingo los suizos están llamados a las urnas. Votarán la iniciativa Vollgeld o Dinero Soberano, cuya aprobación supondría un cambio radical en su sistema bancario. El lema de los promotores ¿Quién debe crear nuestro dinero? o la pancarta que algunos colgaron en el Banco Central de Suiza Por favor, recuerda para qué existes, centran muy bien el tema. Es una reforma de la que no sólo se ocupa Suiza, sino que ha despertado interés en todos los ámbitos: se discute en parlamentos y bancos centrales; se estudia en el mundo académico y en las consultoras más importantes; y numerosas personalidades de las finanzas, como Mervyn King, ex gobernador del Banco de Inglaterra, o Miguel Ángel Fernández Ordoñez, ex gobernador del Banco de España, se han pronunciado como partidarios. Pero es en Suiza, donde 100.000 firmas bastan para convocar un referéndum, donde se ha llegado más lejos.

Se trata de devolver al Estado el monopolio de la creación de dinero, que vuelva a ser una función pública. Esto se conseguiría si las empresas y personas tienen cuentas abiertas en el Banco Central, depositando su dinero allí en vez de en los bancos comerciales. El Banco Central emitiría su propia moneda, pero digital, que sería exactamente igual que los billetes y monedas. La banca mantendría sólo la función de asignar el dinero, aunque otras propuestas más radicales, como la suiza, ni le dejan eso.

Al eliminar la alquimia de creación de dinero por parte de los bancos, la masa monetaria no dependería de ellos como ahora, que la inflan o desinflan en función de sus privadas expectativas. El respaldo público a los depósitos bancarios ya no tendría sentido ni habría temor a los bancos too big to fail. Además, también estaría bajo control el nivel de deuda y se podría manejar mejor la política monetaria, que no tendría que ejecutarse a través de la banca.

Por contra, sus detractores señalan dos críticas principales. La primera, que conllevaría una restricción y encarecimiento del crédito para empresas y familias. La segunda, que el control de la cantidad de dinero estaría burocratizado, concentrándose la decisión en un grupo de técnicos del Banco Central.

Iniciativas similares ya se plantearon sin éxito en el pasado por economistas de la talla de Fisher, Friedman o Tobin. Pero las circunstancias actuales favorecen el cambio de paradigma financiero. Porque esta cuestión se solapa con otra con la que está íntimamente conectado y que agudiza el problema: la desaparición del dinero físico, que daría aún mayor poder a la banca. Y porque ahora se dispone de la tecnología blockchain, adecuada para emitir monedas digitales soberanas.

Lo más probable es que la votación suiza se pierda. Además de que su propuesta es de las más extremas, la relevancia del mundo financiero allí es enorme. Pero el debate en sí resulta de lo más positivo. Hay que salir de la ignorancia generalizada que existe sobre los verdaderos entresijos del sistema bancario. Entenderlo nos llevará directamente a exigir un modelo de banca mejor para todos.

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