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Tocata y fuga de altos cargos en la Junta

Se suceden las bajas en el Gobierno andaluz; sólo en la Consejería de Igual Da –antes Igualdad– han sido tres cambios: ¿y hay que entender que es lo normal?

La consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, en Huelva.

La consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, en Huelva. / Josué Correa

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Se suceden las bajas en el Gobierno andaluz, ya hay más de diez dimisiones. Resulta extraño, si uno está en el Gobierno del Cambio Estelar… ¿por qué se iba a ir? ¿Dónde podrían estar mejor? No se entiende que pudiendo disfrutar esa experiencia única –lo nunca visto, como sostienen sus máximos responsables– haya un concierto de tocata y fuga de altos cargos. ¿Por qué se van?

Realmente sí que es lo nunca visto: no hay antecedentes de un porcentaje así de espantadas. Elías Bendodo, sin embargo, ha negado la palabra crisis y ha anunciado complacientemente que "serán cambios a mejor". A ver, ¿entonces no habían escogido a los mejores como sostenían hasta ahora? Alguien debería asesorar mejor a Bendodo y explicarle que a veces hay que admitir contratiempos. Todo no puede ser Los Mundos de Yuppi.

Sólo en la Consejería de Igual Da, antes Igualdad, se han producido tres cambios. Sí, tres. "Una situación normal" según la consejera. Tal vez sólo mostrándole evidencias científicas acepte que no, que no es precisamente una situación normal. Su número dos se ha ido "por diferencias irreconciliables" con ella; y también su jefa de Gabinete. ¿Y hay que entender que es lo normal e incluso un síntoma de que todo va a mejor? De creer a Bendodo sí. Pero, claro, sólo de creer a Bendodo. Y eso ya es mucho creer.

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Serrano, el líder de Vox, se ha recuperado de su bajón anímico justo a tiempo para quitarse julio y, ya sin plenos ni comisiones, volver a tiempo de prolongar las vacaciones en agosto, otro mes más. Veraneo estilo aristocracia del norte, de junio a septiembre. Serrano irrumpió en la política proclamando que él lideraba "la auténtica Andalucía del cambio" y que harían historia. Bueno, de momento ya está escribiendo algunos capítulos memorables: no hay antecedentes de un político dispuesto a ser un crítico implacable con puño de hierro, léase una lengua feroz sin miramientos, pero que se dé de baja por dolencias en su mandíbula de cristal al ser objeto de críticas él. Serrano, más que un símbolo contra lo peor de la política, ha llegado a ser un símbolo de lo peor de la política.

En todo caso, Serrano parece tener mucho menos preocupados a sus médicos que a sus compañeros de partido.

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3El fracaso de la negociación entre el Partido Socialista y Podemos para una investidura en coalición seguramente habrá sorprendido en Andalucía menos que en ninguna otra parte. La incapacidad para entenderse entre PSOE y Podemos aquí está más que ensayada. La desconfianza, la hostilidad, la animadversión de sus líderes se ha despachado con una aspereza muy avinagrada. Nunca ha habido la menor química, salvo química explosiva. La aversión entre ellas contribuyó a la hostilidad del PSOE, aquí más moderado que en la organización nacional, y Podemos, aquí más radical que en la organización nacional. No es descartable que la entrada de Podemos en la aritmética del poder fuese otro factor de absentismo de voto socialista en las urnas del 2-D.

Susana Díaz, más allá de felicitar a Teresa Rodríguez por su embarazo, siempre ha acusado a Podemos de estar movidos por "el odio al PSOE", con la convicción de que "los hijos de Anguita", herederos de las dos orillas, le hacían "el juego sucio a la derecha". Maíllo replicó que "a Susana Díaz le puede la hybris, un concepto griego sobre la arrogancia, soberbia y desmesura", pero Teresa Rodríguez no se anda precisamente con conceptos griegos: "Cuando Susana me busca, me encuentra" dijo con inconfundible matonismo callejero. Y bien que la encontró, muchas veces. Ella le recordó a Susana aquello de "al menos yo no tardé diez años en sacarme la carrera"; y le espetó con vitriolo: "Señora presidenta, cuando tenga su edad volveré a ser profesora. ¿Usted tiene algún sitio al que volver?". Frases tipo "el cortijo de la Junta de Andalucía apesta a corrupción" han sido habituales. Desde la bancada socialista ella había oído cómo le decían "cállate, bonita, que callada estás más guapa"; y un "no tienes ni puta idea" que quizá no venía de allí sino del PP.

¿Se imaginan que, como apuntaban todos los sondeos del 2-D, hubiesen tenido que pactar? Lo de Sánchez e Iglesias hubiera sido, a su lado, un cortejo de ositos panda.

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