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Hace unos días se presentó en París la iniciativa del magnate francés de la moda y las artes François Pinault, para convertir el edificio de la antigua Bolsa de Comercio en un nuevo museo para la ciudad. El proyecto ha sido encargado al arquitecto japonés Tadao Ando, al que recordamos en Sevilla como autor del muy apreciado Pabellón de Japón en la Expo 92. Conociendo la trayectoria del notable arquitecto, hará una intervención muy equilibrada y muy actual y ya ha declarado que, en todo caso, será reversible totalmente si en el futuro se decidiera otro uso. El resultado inicial será que un notable edificio del siglo XIX dejará de estar vacante como llevaba décadas y París tendrá un nuevo museo en el corazón de la ciudad, a poco más de diez minutos a pie del Louvre. Y seguirá sumando nuevos atractivos a los múltiples que ya tiene la capital francesa: visitar el interior de la Bolsa, desconocida para generaciones de parisinos y franceses; conocer la propuesta de Tadao Ando, del máximo interés por lo que he podido conocer y admirar la colección expuesta, entre las mejores del mundo de arte moderno. Por cierto, en ese vecindario hay muy buenos restaurantes de cocina tradicional, herencia del antiguo mercado de entradores de la ciudad que estaba al lado de la Bolsa.

Usar para conservar creo que es la mejor fórmula para el mantenimiento de los edificios notables y monumentales de una ciudad. Sin perder de vista la posible generación de recursos para el propio mantenimiento y conservación de los inmuebles y su contenido. Conozco algunos teatros del XIX, auténticos monumentos de sus países, en los que la partida de ingresos por visitas guiadas supone equilibrar gran parte de los gastos fijos de mantenimiento. Por eso me parece un acierto cualquier iniciativa que vaya en ese sentido, como la de abrir a las visitas las colecciones de arte del Palacio Arzobispal. Utilizar un edificio histórico lo conserva y ayuda a su mantenimiento. Al fin y al cabo cuando estamos hablando de conservar el patrimonio, como su propio nombre indica, en general hablamos de bienes muebles o inmuebles, ya sean públicos o privados. Con todas las cautelas necesarias, pero hay que favorecer el uso de los edificios de interés. Me alegran las nuevas tardes de los miércoles del Teatro Cervantes, con programación de ópera on line. Es el camino. En Sevilla tenemos aún cerrados algunos de los edificios patrimoniales más relevantes. Atarazanas y Fábrica de Artillería destacan entre todos. Se están haciendo obras de conservación, estudiando proyectos. Están en los últimos detalles de acuerdos. Todo muy bien y en la línea del mejor futuro de los edificios. Espero. Pero está transcurriendo mucho tiempo. Si Atarazanas se va a quedar prácticamente como está, ¿por qué no negociar los detalles de la actuación con Atarazanas abiertas? E igualmente con Fábrica de Artillería. Y los demás edificios como Altadis, Gavidia, San Hermenegildo, Mercado de la Puerta de la Carne, etcétera, ¿para cuándo? La voluntad política parece existir y nos alegramos, pero ¿y si ponemos el acelerador de una vez?

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