Yolanda Díaz

Yolanda Díaz / Emilio Naranjo / Efe

Ya. Yolanda Díaz finalmente ha registrado en el Ministerio de Interior su asociación, con un nombre que se ha escuchado con frecuencia en su boca, Sumar. Sumar sumar sumar es un latiguillo de la vicepresidenta del Gobierno, y así se llamará su asociación si el Ministerio de Interior da su visto bueno. Al parecer el registro se realizó hace un mes, aunque sólo ahora se ha sabido, probablemente porque Díaz prefiere esperar a que Interior acepte un nombre que, por generalista, pueda tener problemas de validez.

No será una plataforma, como se decía hasta ahora. Tampoco un partido político, sino asociación. Yolanda Díaz pretende sumar personas y fuerzas que se sientan ideológicamente situadas a la izquierda del PSOE. ¿Con Podemos dentro? No se sabe. ¿Con Errejón dentro? No se sabe. La respuesta a las preguntas se conocerán con el transcurso del tiempo, pero la vicepresidenta segunda de Pedro Sánchez no parece tener prisa. De hecho, lo único que anuncia es que en cuanto se celebren las elecciones andaluzas comienza su nueva andadura.

Desde septiembre anuncia la puesta en marcha del proyecto, que ha ido retrasando por distintas circunstancias: por su relación con Podemos, menos afortunada de lo que se preveía y aconsejaba tomarse un respiro antes de empezar a crear un nuevo movimiento, plataforma, grupo o fuerza política; por la guerra de Ucrania, después por el cambio de liderazgo en la oposición, Feijóo en lugar de Casado, que obligaba a diseñar una nueva estrategia política y, ahora, por las elecciones andaluzas, donde Yolanda Díaz no ha entrado con buen pie.Lo que se sabe hasta ahora del proyecto Sumar es poco. Entre otras razones porque tampoco Yolanda Díaz tiene muy claro en qué terreno quiere o puede moverse. De hecho, no ha anunciado que se va dedicar de lleno a su nueva tarea, sino que inicia un “periodo de escucha”. En función de cómo se desarrolle actuará en consecuencia.

Sí ha trascendido que quiere contar con gente joven, que lleva tiempo siguiendo de cerca a personajes asiduos de tertulias radiofónicas y televisivas, sobre todo polítólogos –figuras que se han puesto muy de moda–, así como profesores, dirigentes de movimiento ecologistas y líderes sociales. No es una persona que mantenga lazos muy sólidos y duraderos con otros partidos, en Galicia dejó varios ejemplos de alianzas con siglas, grupos y dirigentes a los que dejó atrás una vez alcanzados sus objetivos; y personas destacadas de Podemos, empezando por el propio Pablo Iglesias, han dedicado palabras poco amables a Díaz a pesar de que la designó su sucesora, tanto en el Gobierno como en el liderazgo del partido. Esto último no fue ratificado por los órganos de Podemos ni se ha visto un solo gesto de Díaz que haga pensar que pretende ser la líder de Podemos, más bien todo lo contrario.

Cuando puso en marcha su plataforma con un encuentro en Valencia con Colau, Mónica García, la dirigente ceutí Fatima Hames Hossain y Mónica Oltra, no invitó a Montero ni a Belarra, y es un secreto a voces que las relaciones de la vicepresidenta segunda del Gobierno con las ministras de Igualdad y de Derechos Sociales son abiertamente distantes. Por no decir malas. Por no decir prácticamente inexistentes. En la izquierda se suele comentar que Yolanda Díaz sólo es fiel a Comisiones Obreras. Fiel por encima de cualquier otra circunstancia.

Las tensión política a su alrededor se ha agudizado en las últimas semanas, cuando las negociaciones entre varios partidos de izquierda para formar una candidatura única en Andalucía no avanzaban, Diaz viajó a Sevilla para tratar de desbloquearlas, impuso su candidata, consiguió el acuerdo… y Podemos no pudo sumarse a la candidatura porque no llegaron a tiempo para inscribirse en el registro. Los miembros de Podemos estarán en las listas como independientes, no son sus siglas. Una situación grave en lo político pero sobre todo en lo económico, porque no podrán recibir las subvenciones que corresponden a los partidos que se presentan a las elecciones.Todos los dedos señalan a Yolanda Díaz como responsable del fiasco, incluso se ha especulado con la idea de que formara parte de una maniobra para dejar a Podemos fuera de juego. Pablo Iglesias, el que ha sido principal valedor político de Díaz, ha dicho abiertamente que era la responsable directa del “ridículo” que se había producido en Andalucía.A un mes de las elecciones andaluzas, que pueden determinar el futuro de España porque sería difícil para Sánchez ganar las generales si el PSOE pierde definitivamente su principal feudo, Yolanda Díaz es noticia, pero más por las dudas sobre su proyecto que por su peso político.

Íñigo Errejón no acaba de sumarse al equipo de Díaz, no le convence el proyecto ni su promotora. En las últimas semanas se les ha visto juntos en algún acto, pero a la “foto” de los dos no ha seguido ningún anuncio de Errejón de sumarse a Sumar, valga la redundancia. Sí está con Yolanda Díaz la dirigente de Más Madrid, Mónica García, que además formó parte del grupo de Valencia. De ese grupo sobrevive Ada Colau, que acaba de anunciar que se presentará nuevamente a la alcaldía de Barcelona buscando la reelección, pero hay problemas con Mónica Oltra, de Compromis, que podría ser imputada por falta de reacción ante las denuncias a su ex marido por presuntos abusos sexuales. En Valencia las presiones a Ximo Puig para que prescinda de ella en el Gobierno crecen día a dia.Una aventura de impredecible futuroY está también el problema de Izquierda Unida. En principio es el partido que más apoya a Yolanda Díaz, les une fundamentalmente su ideología comunista. Pero las relaciones entre Díaz y Garzón, aparentemente buenas, no están exentas de tensiones.

Alberto Garzón acepta la autoridad de Díaz, entre otras razones porque es vicepresidenta del Gobierno; pero últimamente se han producido roces, provocados sobre todo porque además de las elecciones andaluzas con el bochornoso episodio ya descrito, en un año se celebran elecciones autonómicas y municipales, quizá se adelanten las generales, y tanto IU como lo que sea que monte Yolanda Díaz, querrán colocar a sus dirigentes y militantes en unas listas que, siempre, en todas las circunstancias y en todos los partidos, provocan problemas.A Pedro Sánchez le interesa llevarse bien con Yolanda Díaz, ésa es la principal fuerza de la vicepresidenta, aunque con frecuencia se le nota al presidente la incomodidad por el afán de protagonismo de la política gallega. Le interesa porque si finalmente Díaz se pone a trabajar en la plataforma o asociación, podría restarle votos al PSOE y a Podemos –la imagen pública de Díaz es buena, se la ha “trabajado” a fondo– y Sánchez tendría que contar con sus diputados, en el caso de que fueran considerables, si pretende mantenerse en Moncloa.Hace pocos meses, era el PP el que hacía cuentas sobre sus posibilidades de gobernar. Ahora es Sánchez el que las hace porque hay fugas de votos en su partido –en Andalucía son sonadas–, el declive de Podemos es creciente …. Y Yolanda Díaz parece que, al fin, ha decidido moverse. Otra cosa es que lo haga ya. Y otra cosa es que tenga éxito en su aventura.

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