Alfonso Ussía en Antena 3
Almeyda, del infierno a la gloria
Querían defenestrarlo tras aquel descalzaperros de la tarde con el Villarreal y ahora puede que no tarde la inauguración de un monumento en su honor. Fútbol es fútbol declaraba de continuo el recordado Vujadin Boskov y así es, fútbol es fútbol. Hoy te lapidan y mañana, a no más tardar, te levantan un monumento emocional como el que se le está erigiendo a Matías Almeyda tras el chorreo disfrutado sobre la osamenta del omnímodo Fútbol Club Barcelona.
Se analiza prolijamente cuanto se le ocurre al argentino y ya nadie recuerda la metedura de pata que fue ir al abordaje del Villarreal con un futbolista menos. Una decisión que se desaconseja en primer curso de entrenador, si la carrera de técnico se dilucidara curso a curso. Aquel disparate ha pasado al ostracismo tras dos lecciones de estrategia consistentes en ganar en Vallecas con un solo tiro a gol y desarbolar al Barça mediante la especie de piedra filosofal de un cambio de sistema y unos marcajes al hombre de los que ya no se estilan.
Hasta ahora, la trayectoria del Sevilla nos descubría a un equipo poderoso en los viajes y feble como anfitrión. En las vísperas osábamos aconsejar algo que veíamos con claridad. Era que el Sevilla afrontase los compromisos de Nervión con el mismo talante mostrado en San Mamés, Montilivi, Mendizorroza y Vallecas. Y así vimos cómo a la contra, el Sevilla ridiculizaba el sistema defensivo de Flick. Sobresaliente para Almeyda.
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